Presidencia del Gobierno
Podemos permite votar a militantes ficticios en la consulta a las bases
La RAZÓN vuelve a confirmar que inscritos falsos participaron en la consulta de Podemos a las bases sobre el pacto entre PSOE y Ciudadanos.
La RAZÓN vuelve a confirmar que inscritos falsos participaron en la consulta de Podemos a las bases sobre el pacto entre PSOE y Ciudadanos.
Para hoy a las 12:00 está prevista la rueda de prensa en la que el secretario de organización de Podemos, Pablo Echenique hará público el resultado de la consulta que su partido ha realizado entre sus bases sobre el pacto entre el PSOE y Ciudadanos. Parece claro que el resultado de la votación refrendará con contundencia las tesis defendidas por la dirección del partido, es decir, un «no» a sumarse al pacto firmado entre Sánchez y Rivera, y un «sí» a un gobierno de coalición liderado por el PSOE y apoyado con los votos de Podemos, sus confluencias, Compromís e Izquierda Unida. El sustituto de Sergio Pascual al frente de la secretaría de Organización también sacará pecho del alto nivel de participación: al final, el número de inscritos que ejercieron su derecho al voto se quedó al borde de los 150.000, una cifra superior a la de participantes en la asamblea fundacional de Vistalegre y, también, a la consulta realizada entre la militancia del PSOE, en la que votaron 95.763. Sin embargo, una cifra que no podrá aportar Pablo Echenique hoy en su rueda de prensa en Zaragoza será el número de votos en la consulta que corresponde a personas reales y cuántos de ellos son, en realidad, inscritos falsos y, por lo tanto, engrosan las filas de lo que podrían llamarse las «bases fantasma» de Podemos.
Las sospechas que rodean el censo de Podemos han sido objeto de numerosas informaciones en este diario y, como no podía ser de otra manera, LA RAZÓN quiso comprobar de primera mano si también en esta última votación virtual, los «agujeros» en el sistema de participación del partido de Iglesias continuaban. El resultado de la comprobación fue el mismo que en anteriores ocasiones: al menos dos inscritos falsos con DNI inventados y domicilios inexistentes se conectaron sin problemas al sistema, lograron el código de votación y ejercieron su derecho al voto, produciéndose al final del procedimiento dos códigos de autentificación que demuestran que los votos de estas personas imaginarias entraron efectivamente en las urnas virtuales de Podemos y forman parte del total del escrutinio que Pablo Echenique hará público hoy. Sin embargo, en vez de tratarse, como en el pasado, de una cuestión interna de un partido político (la elección de su secretario general, la aprobación de un programa electoral, las primarias para elegir candidatos para unas elecciones, etc.), en esta ocasión se trata de un asunto de gran repercusión política para el conjunto de la nación, lo que hace que la exigencia de un procedimiento transparente e imposible de manipular desde el exterior o desde el interior del partido sea mucho mayor.
Para entender las fallas del sistema electoral interno de Podemos es necesario recorrer todos sus pasos: desde que se realiza la inscripción al censo hasta que los resultados de las votaciones se auditan externamente. Es precisamente en el primero de los pasos en el que empiezan los problemas: como este diario ha venido exponiendo varias veces, es posible entrar a formar parte del censo de inscritos de Podemos inventándose todos y cada uno de los datos del formulario de inscripción menos el teléfono móvil, único criterio utilizado por el partido para permitir el derecho al voto. A diferencia de lo que sucede en otros partidos –por ejemplo el PSOE– para formar parte del censo de las elecciones internas no hace falta presentar el DNI sino simplemente tener un teléfono móvil, es decir, se sustituye el principio de «un hombre, un voto» por el de «un móvil, un voto».
El problema viene cuando se recuerda que en cualquier locutorio de España o a través de internet, se pueden adquirir lotes de tarjetas SIM a menos de un euro cada una. Podemos admite este extremo en la «letra pequeña» de las instrucciones a sus procesos de participación. Pero, aunque reconoce el problema, se afirma que es preferible llevarlo a cabo porque sólo así se consiguen cifras de participación masivas: «La Comisión de Garantías ha comprobado en varias ocasiones que ambos registros, inscripción y votación, están sometidos a controles y ha manifestado que se mantiene correctamente el equilibrio entre fiabilidad y usabilidad. Esta última es muy importante porque permite la participación masiva, y es precisamente en esta participación cuando los huecos de fraude se vuelven irrelevantes». Lo peculiar de esta manera de organizar el sistema de voto se pone de manifiesto imaginando cuál sería la reacción pública si la Administración del Estado defendiera la existencia de fraude en el censo electoral aduciendo que lo que se busca es que «la participación masiva» haga «irrelevantes» los inscritos falsos.
Una vez se dispone de un usuario y contraseña de Podemos se accede al portal de participación, donde inmediatamente aparece un mensaje informando de que hay una votación activa. Tras una pantalla en la que se proporcionan instrucciones para el proceso electoral se debe introducir una vez más el número de móvil e, instantes después, se recibe en el teléfono un código que, una vez introducido en el sistema de voto, da acceso a la papeleta. Cuando el inscrito ha elegido sus respuestas a las dos preguntas planteadas por la dirección del partido, la papeleta se cifra y, tras ser revisada por el inscrito una vez más, es enviada a las urnas virtuales de Podemos.
El partido de Iglesias asegura que las elecciones internas están auditadas por una entidad independiente, Agoravoting, pero lo cierto es que los datos que audita esta organización externa a Podemos son los que el partido le proporciona, ya que toda la votación tiene lugar en los servidores del partido de Iglesias. Esta circunstancia hace que el proceso electoral al completo dependa de los responsables de informática de Podemos y, por lo tanto, del aparato del partido, sin que, en ese momento concreto del procedimiento, nadie independiente esté supervisando la votación.
Teniendo esto en cuenta no puede causar sorpresa que sean las votaciones internas del partido las que –como por ejemplo en el caso de La Rioja y Cantabria– en no pocos casos, estén en el origen de las crisis territoriales con las que Podemos ha tenido que lidiar en las últimas semanas y que propiciaron la destitución de Sergio Pascual. Son las mismas crisis que Echenique tendrá que ponerse manos a la obra para apaciguar nada más terminar su rueda de prensa de hoy.
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