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PP-Cs: la batalla del millón y medio de votos

Los populares y la formación naranja luchan por liderar la oposición a Sánchez. Rivera suspira por un sorpasso que el PP considera una «línea roja».

PP-Cs: la batalla del millón y medio de votos
PP-Cs: la batalla del millón y medio de votoslarazon

Los populares y la formación naranja luchan por liderar la oposición a Sánchez. Rivera suspira por un sorpasso que el PP considera una «línea roja».

La batalla en el centro-derecha se juega en mayo entre el PP y Ciudadanos. Y con esta consigna trabajan en los dos partidos. Vox pasa a un segundo plano y el éxito o el fracaso de Casado, y a la inversa, de Rivera, vendrá condicionado por si los naranjas consiguen o no quedar por delante de los populares en comunidades o ayuntamientos clave. Si eso ocurriese, como pasó en las generales, desde dentro del PP alertan de que el partido correría el riesgo de «desintegrarse». El PP es un partido de gobierno que «difícilmente puede sobrevivir cuando no tiene ya un espacio político diferenciado».

Éste es el clima que se respira internamente en un arranque de campaña en el que los malos resultados de las generales han mermado la confianza del PP en la remontada. Aunque no llegan a creerse el huracán rojo que describía el sondeo preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en el que el PSOE se imponía sobre el PP en todas las comunidades autónomas e incluso estaría en condiciones de arrebatarles el gobierno de la Comunidad de Madrid.

No obstante, la extrapolación de los datos del CIS apunta a que no habrá sorpasso de Cs al PP. Los populares bajarían casi 500.000 votos, pero aún estarían en 2,6 millones. Mientras que Cs subiría casi 200.000 cotos, y quedaría en 1,1 millones. A una distancia de millón y medio de papeletas.

La fragmentación del voto condicionó el resultado de las elecciones generales. Ganó la derecha en votos, perdió en escaños. En bastantes circunscripciones pequeñas, en el voto rural, Vox pinchó. Alrededor de 800.000 votos que recibieron en provincias no se convirtieron en ningún escaño. Esto perjudicó al PP y benefició al PSOE y a Ciudadanos. Y de haber sido elecciones autonómicas, esos resultados habrían dado a Vox más beneficio porque las circunscripciones son más grandes y el reparto de diputados es más proporcional. Pero no puede hacerse una extrapolación directa porque hay voto diferenciado y porque Vox no tiene implantación local ni candidato en algunas comunidades. El CIS electoral hundía, de hecho, a Vox, hasta convertirles en un partido casi residual. La proyección del macrobarómetro del CIS de abril abre la puerta a un trasvase medio de voto del PP a Cs de alrededor del 9,1 por ciento, con Madrid y Murcia, dos referencias claves para los populares, con el porcentaje más elevado, superior al 10 por ciento.

A la inversa, el voto de Cs en generales que podría llegar al PP, la media está en el 5,5 por ciento. Con Murcia y Asturias con el porcentaje más alto. En la ecuación en la que entra Vox, de los populares al partido de Santiago Abascal la media del trasvase de votos está en el 8,1%. Con Murcia de nuevo, además de Cantabria, Madrid o Castilla y León en las que hay más votantes populares que se estarían pensando entregar su papeleta a los de Vox. Mientras que de Ciudadanos a Vox, el porcentaje es de un 5,2 por ciento. Y de nuevo Murcia es la comunidad con más número de indecisos. En esta región el PP se está jugando revalidar o no la mayoría necesaria para mantener el poder. En general, Murcia y Madrid, donde ahora gobierna el PP, son dos de las regiones con más electorado popular indeciso.

Medidas las fuerzas en las generales, en el PP centran su «pelea» en salvar el poder territorial que conservaron en 2015, y no perder ninguna posición en favor de Ciudadanos. Ésta es la línea roja, conscientes de que es un riesgo que corren una vez examinados los resultados del 28-A. El último CIS de Tezanos lo han analizado con distancia. No puede negarse que ha oscurecido los nubarrones bajo los que mueve su campaña el PP, pero el criterio mayoritario es que es un barómetro «muy intencionado» en el que «Tezanos antepone a su profesionalidad el servicio al PSOE». «Tezanos sólo intenta apoyar el planteamiento táctico que más favorece al PSOE en cada ocasión. Antes era crear la ola de Sánchez ganador natural amenazado por la extrema derecha. Ahora es reforzar el hundimiento de Ciudadanos en votos y del PP en cuota de poder territorial. Cae en tantas contradicciones como dar al PP por delante de Cs en todos los sitios justo una semana antes de que se votara lo contrario».

Los intereses estratégicos de los candidatos populares dependen del terreno que pisan. Hay quienes piensan en futuras necesidades de pactos con Vox y se sienten incómodos con el desmarque de la dirección con el partido de Abascal. Pero la mayoría mira más hacia la formación naranja. La duda en la que se debaten es si deben colocar a Cs en el centro de la diana, como ha hecho Casado en la última semana, o si por ese camino les puede ocurrir lo mismo que con Vox en las generales: en lugar de recuperar voto útil, convertir a sus competidores en referencia.

De la misma manera que ha aumentado la preocupación por Ciudadanos, el PP también se ha relajado sobre el «peligro» de Vox. Las tornas se han dado la vuelta, influenciadas por el resultado de las generales, donde el efecto Vox se desinfló frente a los pronósticos, y el partido de Rivera superó las expectativas que hasta ese fin de semana electoral habían señalado todos los sondeos.

La estrategia electoral del PP está enfocada a dinamizar las candidaturas territoriales, con la confianza puesta en que son elecciones donde tiene más importancia el perfil de los candidatos, se valora más la gestión y en las que pesará menos a favor del PSOE el reparto de los restos. El reparto de ediles y escaños es más directo que en las generales. Además, el PP tiene una infraestructura territorial más fuerte. Las europeas son más propicias para que el votante experimente con su voto, y en ellas el PP cree que juega con ventaja sobre Vox, que por sus rasgos antieuropeos tiene más difícil explicar su posición y sus apoyos en Europa (Le Pen, Salvini...); y sobre Cs, que está en el grupo liberal, el mismo de los independentistas catalanes.