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De Guindos atribuye el rescate griego a la irresponsabilidad del «populismo»

Cree que las políticas de Tsipras han tenido un coste muy negativo para el país

De Guindos criticó los «populismos» frente al PSOE, socio de Podemos en los gobiernos autonómicos
De Guindos criticó los «populismos» frente al PSOE, socio de Podemos en los gobiernos autonómicoslarazon

El Congreso de los Diputados dio ayer luz verde a la participación de España en el tercer rescate griego, una posición de marcado perfil «solidario» que inyectará a la economía helena unos 10.150 millones de euros. La convulsa crisis y las negociaciones que han mantenido Grecia y Europa hasta la extenuación, definidas ayer por el ministro Luis de Guindos como «un largo camino no exento de dificultades», han permitido también al Gobierno ensamblar un mensaje de advertencia sobre la escasa viabilidad de los proyectos populistas al frente de la economía. El Ejecutivo siempre ha sostenido que los postulados que defienden formaciones como la de Pablo Iglesias son irrealizables, y han encontrado en el despropósito de Alexis Tsipras su mejor acicate. De Guindos, encargado de defender la posición del Gobierno en el Pleno, exhibió el caso griego como el mejor botón de muestra de la ineficiente gestión de estos partidos, cuyos «cantos de sirena sólo crean espejismos». «El populismo sólo deja promesas incumplidas, frustración y descontento social», defendió el ministro de Economía.

Para De Guindos, en Europa no existen «atajos» y sólo caben «políticas fiscalmente responsables». «Las políticas irresponsables tienen un coste», advirtió el ministro, en referencia al impacto «muy negativo» –de hasta cinco puntos del PIB– que han provocado las recetas de Syriza para Grecia. El titular de Economía del Gobierno puso en valor que España ha actuado en la crisis helena como «un socio comprometido y solidario», no en vano ha hecho un desembolso total de 34.000 millones de euros en los tres rescates financieros, cuando la economía española sufría «dificultades y en circunstancias no siempre propicias». De Guindos también defendió las «condiciones favorables» en las que se ha concedido la nueva línea de crédito a Grecia y destacó que lo fundamental es que el país continúa en el euro y que ahora puede dejar atrás «un largo periodo de crisis».

El discurso del Gobierno fue avalado por una amplia mayoría parlamentaria –PP, PSOE, UPyD, PNV, CDC, UCD y parte del Grupo Mixto– aunque si bien se aceptó trabajar desde el Ejecutivo para que el FMI participe en el rescate, se cerró la puerta a la profunda reforma europea que promovió el Grupo Socialista. Comandado por su portavoz económico, Juan Moscoso, el PSOE reconoció «respaldar» el rescate, «porque no hacerlo supondría dejar a Grecia fuera del euro», pero puso en valor la necesidad de acometer reformas y poner fin a la austeridad para lograr un crecimiento sostenible en la zona euro en el medio y largo plazo. Ante la previsible negativa del Congreso, Moscoso anunció que serán los socialdemócratas quienes cojan el testigo y lideren el cambio en Europa a partir de septiembre.

Los socialistas criticaron también la falta de peso de España en el debate griego, a pesar de que el PSOE se inhibió del mismo durante toda la crisis, y acusaron al Gobierno de falta de proyecto e influencia. «Creyeron que la presidencia del Eurogrupo se podía obtener como premio por obediencia debida y favores pagados a la derecha europea. Creyeron que Europa nombra a sus autoridades como ustedes nombran a algunos embajadores», criticó.

Por su parte, la portavoz parlamentaria de UPyD, Rosa Díez, instó a que se aborden medidas estructurales que refuercen la unidad política en el seno de la Unión Europea para garantizar el éxito del rescate, ya que si no el mismo sería «un riesgo de fracaso». También Pedro Azpiazu (PNV) llamó a trabajar por la efectividad del rescate y puso en valor la «solidaridad» para con el pueblo heleno.

Un acuerdo «perjudicial»

Más vehemente fue la Izquierda Plural, que se quedó sola, junto a parte del Grupo Mixto, en la defensa del «no» al rescate griego. El portavoz de IU, Alberto Garzón, consideró que la concesión de la ayuda financiera es «perjudicial para Grecia y para Europa» y auguró su fracaso, abriendo la puerta al cuarto rescate. «El hecho de que exista un tercer acuerdo significa que ya ha habido dos y los dos han fallado», destacó Garzón.

Mientras, Joan Tardá (ERC) lamentó que el acuerdo refrende la idea de que «el bienestar y el futuro de los europeos no puede entrar en contradicción con los intereses de los mercados» y propuso, llevando el asunto a su terreno, que el Congreso «reconozca el derecho de los pueblos a decidir su futuro» y manifieste que «las personas son mucho más importantes que la acumulación de capitales». Joan Baldoví (Compromís-Equo) subió el tono de la crítica para calificar de «vergonzoso y seguidista del dictado alemán» el comportamiento del Gobierno con respecto al rescate griego, lamentando la incapacidad de «tender puentes» contra la austeridad.