Jorge Vilches

Los puros de Sánchez

El paso siguiente será resarcir a los presos de ETA.

El presidente de Navantia, Ricardo Domínguez (d), y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), visitan las instalaciones del astillero de Navantia, a 16 de diciembre de 2023, en Ferrol, A Coruña, Galicia (España). El acto incluye la asistencia al corte de la primera chapa de la fragata F-112 y al acto de inicio de construcción de la nueva fábrica digital de bloques, que hará del astillero de Navantia uno de los más avanzados del mundo. Navantia es una sociedad pública española dedicada a ...
Pedro Sánchez visita las instalaciones del astillero de Navantia en FerrolRaúl LombaEuropa Press

Resulta que los hombres que fumaban puros reunidos en cenáculos para decidir el porvenir de España eran amigos de Sánchez, no malvados poderes de la derecha. El PSOE firmó en secreto pactos con Junts y Bildu y los guardó en un cajón a la espera del momento oportuno para hacerlos públicos. El ocultamiento no fue por la vergüenza que generan. Nada enrojece ya las mejillas del sanchismo. Tampoco se pueden achacar a un tacticismo digno de elogio. Si no se supo antes fue porque la intención de Sánchez era engañar a su electorado.

No tendría más importancia si no fuera porque esos pactos insultan a la ciudadanía, ponen en riesgo la convivencia, y su éxito depende del quebranto del orden constitucional. Ya sabemos que en sistemas parlamentarios como el nuestro se hace indistinguible el Ejecutivo del Legislativo y que el control al Gobierno en las Cortes se convierte en una farsa. Pero también conocemos que este sistema funciona si quienes gobiernan lo hacen dentro de la Constitución y hacia el centro, no fuera de ella y alimentando a los extremos rupturistas. Se lo soltó Manfred Weber a Sánchez en Estrasburgo sin que el español se diera por aludido.

Los pactos ocultos entre el PSOE, Junts y Bildu convergen. El avance del independentismo catalán va de la mano del vasco. Creado el marco mental de que España es un simple Estado formado por naciones diferentes que viven juntas por azar, todo el plan separatista es posible. Ya han amnistiado moralmente al golpismo catalán concediendo que quien se equivocó el 1-O fue el Gobierno de España, en manos del PP, esa derecha a la que hay que sacar de la vida política.

El asunto afecta también a ETA. No solo el sanchismo ha legitimado todo lo hecho por el separatismo catalán desde 2014, incluida la malversación, sino que por ley ha considerado a los etarras como luchadores por la democracia. Por esto el PSOE afirma que entregar Pamplona a Bildu es «progresista». El paso siguiente será resarcir a los presos de ETA. De hecho, el independentismo vasco ha convocado una manifestación en enero en Bilbao para exigir la liberación de los terroristas encarcelados. Es parte del pacto oculto de Sánchez con Otegi. Del mismo modo, el presidente del Gobierno se reunirá con un prófugo de la justicia en enero. La fecha ha sido retrasada tras la súplica de Sánchez porque para entonces ya no será presidente de turno del Consejo de la UE.

La reunión valdrá para verificar la marcha del acuerdo que pasa por amnistiar a los golpistas catalanes y a los sicarios de ETA, convirtiendo a ambos en los nuevos héroes de la democracia. En consecuencia, donde antes había delitos ahora habrá derechos, en concreto los referendos de autodeterminación. El argumento sanchista será el mismo que el «indepe»: decir que votar es democrático aunque sea contrario a la ley que preserva la democracia; vamos, el típico argumento del autoritario. Para empezar el ciclo de referendos, tomarán la disposición transitoria cuarta de la Constitución, que permite la unión del País Vasco y Navarra a través de una votación. A partir de ahí será lo que Junts, ERC, PNV y Bildu decidan porque, tal y como le recuerdan, «Pacta sunt servanda» («Lo pactado obliga»).

El gran obstáculo en ese camino es la Justicia, que es lo mismo que decir el respeto al Estado de derecho. Disminuido el Legislativo para fiscalizar al Ejecutivo, solo queda el Judicial. De ahí los ataques a los jueces, incluso dando nombres en el Congreso. Por esto el empeño en la creación de las comisiones de investigación que denigren a la judicatura. Esta es la razón de que Sánchez hable de «lawfare»: necesita un Poder Judicial sumiso y que sus señores con puro, sus aliados, con quienes pactó a escondidas, no se enfaden.