Ministerio de Defensa
«Queremos que se sepa la verdad. Hay gente que sigue jugándose la vida»
Un año después del accidente de helicóptero en el que murieron cuatro militares, los familiares aguardan respuestas sobre qué ocurrió
Un año después del accidente de helicóptero en el que murieron cuatro militares, los familiares aguardan respuestas sobre qué ocurrió
19 de marzo de 2014. 20:45 horas. Un helicóptero “Super Puma” del 802 Escuadrón del Servicio de Búsqueda y Rescate del Ejército del Aire (SAR) realiza unas maniobras cotidianas de rescate a unas 30 millas al sur de la isla de Fuerteventura. A bordo del aparato, el capitán Daniel Pena (piloto), la teniente Carmen Ortega (piloto), el teniente Sebastián Ruiz (piloto), el sargento Carlos Caramanzana (mecánico) y el también sargento Jhonander Ojeda (mecánico y operador de la grúa). Todo iba según lo establecido e incluso pocos minutos antes habían concluido este ejercicio sin problemas. Tenían que simular el rescate de un tripulante del Buque de Acción Marítima “Meteoro”, para lo que se situaban a unos 100 metros sobre el barco y con un cable, procedían a su izado.
En el ejercicio participaba otra aeronave de apoyo, cuya tarea, además de supervisar la maniobra, era la de iluminar la zona lanzando bengalas. Pero algo no fue como estaba planeado. Uno de los dispositivos no se encendió y el último se apagó en cuanto llegó al mar. A partir de ahí, oscuridad. Sin que aparentemente nadie se percatase, el “Super Puma” cayó al agua y quedó sumergido a más de 2.300 metros. Sólo uno pudo escapar, el sargento Ojeda. Los otros cuatro perdieron la vida en aquel trágico accidente. Hasta aquí llega el informe preliminar elaborado por la Comisión de Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares (CITAAM), el cual no aclara qué es lo que realmente motivó la caída del helicóptero al océano, tal y como confirmaron fuentes militares. Hay, además, otro informe en proceso de una comisión de Seguridad en Vuelo.
Y a partir de ahí, desconcierto, dolor, muchas preguntas, un mes hasta que fue encontrado gracias a un robot que llegó desde Chipre, dos cuerpos rescatados y restos de los otros dos... Un año después de esta tragedia, en la que murieron cuatro militares que se dedicaban a salvar vidas (más de 3.000 rescatados por el SAR desde 1955), continúan existiendo dudas sobre qué ocurrió aquel Día del Padre después de que la zona en la que se desarrollaba el ejercicio quedase a oscuras. O por qué en todo este tiempo no ha declarado el único superviviente, un testigo que los familiares y sus abogados consideran “vital” y que finalmente lo hará el lunes ante el juez togado militar de Las Palmas.
“Más que un accidente fue una tragedia”. Así define lo ocurrido Fernando, padre del capitán Pena, quien confiesa que, “al principio, es como si no te lo creyeses”. “Daniel ha estado fuera de casa desde que entró en la Academia de San Javier y sólo lo veíamos en vacaciones o en Navidad. Nos daba la sensación de que no estaba porque había ido de maniobras o participaba en alguna misión como en la de Afganistán, donde estuvo en seis ocasiones, pero con el tiempo te das cuenta de la cruda realidad”.
Su queja, al igual que la del resto de familiares de los fallecidos, es “la falta de información y la lentitud de la justicia militar”, y carga contra el hecho de que, “a día de hoy, aún no hay una declaración por escrito del superviviente”. Su abogado estará el lunes en el interrogatorio al sargento Ojeda, pues para él es imposible: “Estoy en lista de espera por un trasplante y no me puedo mover de La Coruña. Quisiera estar más tiempo allí que aquí, pero no puedo”, se lamenta. Su único deseo: “Que se esclarezca todo cuanto antes. Pero que no me cuenten una película, quiero que se sepa la verdad”.
Más crítico se muestra Sebastián, padre del teniente Ruiz, “indignado, no con el Ejército, sino con algunas personas”, porque “en un año de instrucción no se ha hecho nada y nadie nos ha dado ningún tipo de información”. Sebastián ha tenido la oportunidad de hablar con el sargento Ojeda y, aunque reconoce que, “por la posición que ocupaba con la grúa en la parte trasera del aparato hay cosas que pueden haber ocurrido en la cabina que desconoce porque no tuvo ocasión de verlas o escucharlas”, cree que su testimonio sería clave. Fueron ellos, los familiares, los que pidieron que se cambiara la primera fecha prevista para su declaración, porque había sido fijada para hoy, el día del aniversario.
Y llega aún más allá al asegurar que quiere que se aclare todo y “sirva para que no vuelva a ocurrir, porque hay gente que sigue jugándose la vida con un aparato que no se concibió para estas maniobras nocturnas”. Según asegura, “les mandaron a realizar una operación prácticamente suicida”.
Mientras, Francisco, padre del sargento Jhonander Ojeda, el único que se salvó aquel día, asegura que la familia “lo está intentando pasar de la mejor manera posible”. Pocos meses después del accidente, su hijo, que quedó muy afectado, mostró su deseo de reincorporarse a su trabajo, algo que hizo pasado el verano. “Ya está trabajando y volando”, explica, mientras comenta que, si bien le extrañó que a su hijo aún no le haya tomado declaración el juez togado, “él está tranquilo” ante esta diligencia.
Homenajes
Con todas estas preguntas aún sin respuesta en la cabeza de padres, madres o hermanos, hoy se celebrarán dos homenajes en memoria de los cuatro rescatadores, que murieron entrenándose para salvar vidas. El primero, a petición de los compañeros de los fallecidos, tendrá lugar en la base canaria de Gando, donde se descubrirá una placa con sus nombres y se celebrará un acto religioso. En cuanto al segundo, será en La Coruña, de donde era natural el capitán Pena. Todo se ha gestionado a través del Ayuntamiento y en él participarán tanto autoridades civiles como militares. Será también un homenaje a todos los efectivos que se juegan la vida rescatando a la gente y acudirán representantes de diferentes cuerpos de salvamento. En esta ciudad también se descubrirá una paca en recuerdo de las víctimas.
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