Consejo de Ministros
Rajoy confía en una legislatura larga con grandes pactos que generen confianza
El presidente del Gobierno comparece tras la reunión del último Consejo de Ministros del año para hacer balance del año 2016
Apela directamente al PSOE para llegar a acuerdos que garanticen la estabilidad aunque no se desliga de su pacto con Ciudadanos. Mantiene su oferta de diálogo a los independentistas, pero advierte de que no cabe en ningún caso el referéndum.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cerró ayer el año con un balance positivo tanto sobre el ejercicio que termina como sobre las posibilidades que ofrece 2017. En su mensaje tras el último Consejo de Ministros de este año, el presidente reiteró su confianza en que ésta sea una legislatura larga, que dure cuatro años y sea fructífera. El jefe del Ejecutivo concluye este ejercicio con una apelación general al diálogo y al acuerdo. Tomando como referencia al PSOE, aunque no se desliga de su acuerdo con Ciudadanos. Rajoy apeló directamente al PSOE para conseguir grandes acuerdos de Estado que sirvan para rectificar la desconfianza generada por tantos meses de bloqueo y parálisis política. El líder del PP ha optado por cerrar este curso político con una mirada hacia el futuro y con un mensaje de confianza en el diálogo y en el margen para llegar a acuerdos con la oposición.
Es su consigna de bandera, y Rajoy volvió ayer a presionar al PSOE sobre la necesidad de buscar puntos de acuerdo que garanticen la estabilidad política. A su juicio, es el momento de apostar por una actitud de madurez y responsabilidad y dejar de lado el bloqueo histórico para primar la predisposición a una colaboración histórica. Rajoy depende de su pacto con Ciudadanos y de la disposición del PSOE al acuerdo, pero en el cierre del ejercicio el presidente optó ayer por resaltar lo positivo, los acuerdos ya alcanzados y el margen que queda para nuevos pactos, frente a la presión de la oposición por derogar sus principales reformas.
En clave internacional, Rajoy sabe que tiene el apoyo de Bruselas y que la situación de incertidumbre internacional, por las elecciones legislativas de las que están pendientes países de nuestro entorno y por las consecuencias del mandato de Donald Trump en Estados Unidos, le favorecen. «Este año en Europa se han asentado fuerzas extremistas de distinto signo político, pero todas abiertamente contrarias al proyecto de integración europea. Su objetivo es aprovechar los efectos más adversos de la crisis y buscan en el nacionalismo, en la xenofobia o en comunismo respuestas equivocadas a retos cada vez más exigentes», advirtió.
Ahora bien, Rajoy dejó claro ayer que pese a que no cree que haya otro camino distinto al de la negociación, en ese diálogo nunca entrará la idea del referéndum. «El Gobierno no va a autorizar ningún referéndum en Cataluña para liquidar la soberanía nacional. Hablar es bueno. Tenemos voluntad de dialogar y por la otra parte creo que también habrá voluntad de hacerlo. Hay muchos temas que afectan al conjunto de los españoles, como el futuro de las pensiones o la educación, por ejemplo. Son cuestiones que interesan a todos las españoles, hayan nacido donde hayan nacido y vivan donde vivan», sentenció. En lo que toca a las esencias de su posición, el «no» a hablar de la soberanía nacional, Rajoy no se mueve ni un milímetro. «Si alguien quiere hablar de la unidad de España y de la igualdad entre españoles, yo le voy a decir que de eso no podemos hablar», proclamó. El presidente insistió ayer en defender la legalidad vigente y en rechazar el enfrentamiento que desde el independentismo se alienta entre la legalidad del Estado y la que ellos pretenden articular desde el Parlamento autonómico. Pese a todo, «yo quiero hablar», recalcó. Aunque el diálogo no es «un promesa de adhesión». Reconoció que está hablando con Puigdemont y que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, mantiene una interlocución fluida con Oriol Junqueras. «Cuando tenga algo que contarles sobre este asunto, lo haré».
Rajoy cerró ayer el ejercicio con un gesto contundente hacia el PNV. El último Consejo de Ministros acordó el relevo de Carlos Urquijo como delegado del Gobierno en el País Vasco, un dirigente muy atacado por el nacionalismo vasco. Esta decisión se interpreta como un gesto más del Gobierno de Rajoy para allanar el camino hacia el acuerdo presupuestario. El PNV le había colocado en su diana por responsabilizarle de los recursos contra decisiones adoptadas por las instituciones autonómicas. El PNV afronta esta negociación dispuesto a cobrarse «caro» el apoyo de sus diputados al Gobierno para superar las enmiendas a la totalidad que presentará la oposición. El sustituto de Urquijo es el ex diputado general de Álava y presidente del PP en ese territorio, Javier de Andrés. De Andrés es una persona cercana al presidente del PP vasco, el ex ministro Alfonso Alonso. Y éste, a su vez, forma parte del círculo de confianza de la vicepresidenta y ministra para las Administraciones Territoriales, Soraya Sáenz de Santamaría. El Ejecutivo también relevó en noviembre al delegado del Gobierno en Cataluña para favorecer las relaciones institucionales.
Mano tendida
En cualquier caso, al margen de estas negociaciones con los nacionalistas, en líneas generales Rajoy sacó pecho por lo conseguido desde que se produjo su investidura. «Voy a hacer todo lo posible por demostrar que en este país se puede gobernar sin mayoría absoluta». A su juicio, la colaboración de estos meses ha sido «histórica», y si entre todos son capaces de mantener esa actitud se podrá garantizar a los españoles un futuro de prosperidad.
Rajoy miró al PSOE pero sin dejar de cuidar a su socio preferente, C’s. «En estos meses hemos sido capaces de corregir la sensación de inestabilidad dentro y fuera de nuestras fronteras», defendió. Rajoy se abre a la negociación, pero traslada la responsabilidad de que la Legislatura se sostenga al principal partido de la oposición, con quien confía en alcanzar acuerdos incluso en materia presupuestaria. Las diferencias «no son insalvables». Y hasta que haya Presupuestos, los de 2016 seguirán ofreciendo «estabilidad».
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