Gobierno de España
Rajoy, frente al dilema del 155
El varapalo judicial al soberanismo obliga a mantener la intervención en Cataluña y tomar decisiones incómodas con unas elecciones en el horizonte que, temen, beneficien más a Ciudadanos
El varapalo judicial al soberanismo obliga a mantener la intervención en Cataluña y tomar decisiones incómodas con unas elecciones en el horizonte que, temen, beneficien más a Ciudadanos.
El procesamiento de la cúpula independentista por parte del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena ha abierto una nueva etapa política llena de incertidumbres. El «procés» ha sido liquidado y descabezado, pero los próximos días serán determinantes para ver hacia dónde se orienta el problema catalán.
El Gobierno ha decidido seguir adelante con la presentación de los Presupuestos de 2018, aunque cada día parezca más probable que el artículo 155 de la Constitución tendrá que seguir en vigor en Cataluña hasta la celebración de unas nuevas elecciones. Y esto lleva la mirada a nivel nacional hacia la negociación presupuestaria, aunque el bloqueo de las cuentas por parte del PNV no es el problema más inmediato y más delicado al que tendrá que enfrentarse el Ejecutivo en las próximas semanas si el nudo catalán no se aclara en cuestión de días.
Rajoy se enfrenta al dilema de tener que seguir desarrollando el artículo 155 de la Constitución. Cuanto más tiempo, más decisiones, y algunas de ellas no resultan nada cómodas de administrar por parte de ministerios como el de Educación. La maniobra para intentar ganar tiempo en la resolución del problema que les plantea el compromiso de hacer cumplir las sentencias judiciales y garantizar que el castellano sea también lengua vehicular en Cataluña va camino de no servir para nada. El Gobierno dejó para abril el proceso de inscripción escolar después de haber lanzado el mensaje de que aprovecharía este trámite para buscar el mecanismo con el que permitir que los padres pudieran elegir en igualdad de condiciones entre el castellano y el catalán. A renglón seguido precisó que no utilizaría la vía de una doble casilla, mientras que fuera del circuito oficial se reconocía que lo mejor que podía pasar es que hubiera Gobierno de la Generalitat antes de que venciera el plazo para activar el trámite de matriculación del próximo curso.
Educación no va a tener más remedio que retratarse ante esta cuestión, conflictiva en Cataluña pero que también será examinada por el PNV. La voluntad que ha manifestado hasta ahora el Gobierno ha sido siempre la de seguir aplicando un 155 de mínimos, aunque se prolongue en el tiempo la intervención de la Generalitat de Cataluña. Esa prórroga les obligará también a tomar decisiones que afectan al núcleo de poder de la Generalitat, por el control del Presupuesto o la adjudicación de contratos que vencen, por ejemplo.
Moncloa no quiere la repetición de las elecciones, pero no está en su mano impedirla. Cree que tal y como están las cosas en Cataluña abrir ahora el melón de unos nuevos comicios es un escenario impredecible y en el que, además, el PP no tiene nada que ganar con respecto a Ciudadanos (Cs). Y si los ecos de las últimas autonómicas catalanas se han dejado sentir a nivel nacional en un impulso para el partido de Rivera y un desgaste para sus siglas, volver a reproducir todo ese ruido amenaza con seguir prolongando un contexto en el que el PP juega en contra aunque haya sido el Gobierno el que ha llevado la iniciativa para frenar el desafío independentista. Rajoy recuerda cómo en las primeras conversaciones que mantuvo con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ése se opuso en privado a la aplicación del 155.
Sin embargo, Ciudadanos ha sido el que mejor ha rentabilizado la puesta en marcha de esa previsión constitucional, «y como esto, casi en todo», se lamentan en las filas populares. «Rajoy ha sido el artífice de parar el órdago independentista y la historia acabará haciendo justicia antes que tarde», sentencian en la dirección popular. Por medio estará antes el examen electoral. De momento, su baza continuará siendo la de presionar a Ciudadanos para dejar en evidencia que su victoria histórica «no está sirviendo para nada».
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