Crisis en el PSOE

Rajoy felicita a Fernández, pero esperará a que el PSOE se aclare

Ratifican las vías abiertas de diálogo, y mantiene las ofertas de pacto de diciembre y junio.

Rajoy recibe a Javier Fernández en el año 2012.
Rajoy recibe a Javier Fernández en el año 2012.larazon

Ratifican las vías abiertas de diálogo, y mantiene las ofertas de pacto de diciembre y junio.

Mariano Rajoy golpea el balón al tejado socialista. Ayer se reunió con el Comité de Dirección del PP para analizar el escenario que abre el cambio de liderazgo en el PSOE, y la decisión estratégica no es otra que volver a colocar la pelota en los hombros del principal partido de la oposición. El presidente del Gobierno en funciones espera una señal formal de la nueva dirección de Ferraz que confirme que «quieren negociar en serio» una posible investidura. Ayer ni siquiera salió un portavoz de Génova a informar tras el Comité de Dirección. «A ver qué dice el PSOE», es la consigna. Si bien, ese principio ha empezado a acompañarse del mensaje de que no se trata sólo de que haya Gobierno, sino de que haya un Gobierno estable y con capacidad de tomar decisiones y continuar con las reformas. En primer lugar, los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2017.

No obstante, y aunque en el cónclave no hablaron de que Rajoy tomase la iniciativa con Ferraz, en paralelo el presidente en funciones sí telefoneó al presidente de la Comisión Gestora del PSOE, Javier Fernández, «con el que acordó proseguir con el cauce de comunicación que siempre ha habido entre el Ejecutivo y el primer partido de la oposición». El equipo de Pedro Sánchez mantenía una negociación abierta con el Ejecutivo en funciones, sobre todo en el área económica, para corregir las consecuencias de la interinidad. Y seguirá activa. En un comunicado, fue el PSOE quien informó de esta llamada «protocolaria» en la que Rajoy dio la enhorabuena a Fernández por su elección.

Al margen de esta llamada «protocolaria», la cúpula popular insiste en que Rajoy mantiene su disposición a evitar unas terceras elecciones, y que mantiene su mano tendida a la negociación y al acuerdo. Pero Rajoy, de momento, guarda silencio, salvo el mensaje que ayer colgó en Twitter con motivo de la reunión del Comité de Dirección. «Experiencia, estabilidad, moderación, seguridad y confianza».

A puerta cerrada, la cúpula del PP analizó su estrategia a corto y medio plazo. Y la decisión inicial es «esperar» a ver qué proponen ellos. Los pasos se irán ajustando al escenario, y en cualquier momento Rajoy, según avance la situación, puede mover ficha, puntualizan. Pero, de momento, la posición es mantener literalmente la oferta de negociación de diciembre y de junio, es decir, la disposición a la gran coalición, a un acuerdo de investidura o, simplemente, que les dejen gobernar sin más. En una negociación que incluya, al menos, el compromiso de apoyar los PGE del próximo ejercicio, porque si no el nuevo Gobierno de Rajoy nacería por la fuerza de los hechos prácticamente muerto. En el debate de ayer a puerta cerrada Rajoy y su dirección no entraron ni siquiera a valorar la conveniencia de tomar la iniciativa para buscar la investidura. Uno de los asistentes al Comité de Dirección describía así de gráficamente los motivos de esta posición: «Primero ellos tienen que aclararse y organizarse. No sabemos ni siquiera con quién negociar». Por tanto, la posición oficial del PP es remitirse a la oferta de pactos que vienen ofreciendo al PSOE y a Ciudadanos desde las elecciones de diciembre, y esperar a ver qué deciden los socialistas. En su análisis interno, si dejan que mande el sentido común la apuesta es que el PSOE buscará finalmente una manera de vestir la abstención para evitar tener que presentarse a unas nuevas elecciones «desde sus cenizas». Pero después de lo que ha ocurrido en el principal partido de la oposición en los últimos días, en el PP imponen la prudencia como guía para construir sus hipótesis de trabajo. En estos momentos, lo que les pide el cuerpo son unas nuevas elecciones, que están seguros que ganarían con más votos y más escaños, lo que facilitaría la gestión del nuevo Gobierno de Rajoy. Aunque en su discurso oficial no se muevan de su posición en favor de la negociación y, de hecho, si el PSOE da un paso en esa dirección, Rajoy entraría en el proceso.

Eso sí, desde su entorno advierten de que el presidente en funciones no se presentará a una nueva investidura para «tantear a la suerte» y ver si hay ruptura de voto en el Grupo Socialista. Y también advierten de que si el PSOE quiere negociar, «tiene que hacerlo sin trampas». «Hay que formar un Gobierno estable, capaz de gobernar, no que sirva de instrumento para intereses partidistas de quienes ha volado su propio partido».