El desafío independentista
1-O: Un baremo para la estabilidad de la legislatura
Moncloa cancela el viaje a Tallín y espera recomponer la relación con el PNV
Moncloa cancela el viaje a Tallín y espera recomponer la relación con el PNV.
Aunque la tensión y el ruido que llega de Cataluña va a más a medida que se acerca el 1-O, Moncloa sigue sosteniendo que «la situación está bajo control». Y que el objetivo prioritario, que era desactivar el referéndum, «está ejecutado». Faltan las urnas y que los colegios electorales no puedan abrirse «ni sean ocupados por la CUP», y ahí sí hay preocupación por la gestión de los Mossos y «los vacíos» que puedan producirse. Es el discurso oficial, al mismo tiempo que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció ayer su decisión de cancelar el viaje que iba a realizar a finales de semana a Estonia, para asistir a una cumbre informal europea.
Moncloa ha rectificado la decisión inicial de que el presidente estuviera fuera de España prácticamente toda la semana, ya que enlazaba su desplazamiento a EE UU con la cumbre comunitaria, por la situación política doméstica. Cataluña, Presupuestos, y que el jefe del Ejecutivo quiere presidir el viernes el Consejo de Ministros. Una reunión ordinaria, aunque marcada por la situación en Cataluña, y abierta a posibles reacciones a los movimientos que haga el independentismo, aunque, en principio, no esté previsto que se aprueben nuevas decisiones una vez que la vía fiscal y judicial están en activo.
Hasta el 1 de octubre el dispositivo del Estado está volcado en impedir el referéndum y en monitorizar la movilización ciudadana «para evitar que haya situaciones fuera de control cuando haya que canalizar la frustración –sostienen– del fracaso de la consulta», que hasta el último momento han seguido promoviendo desde la Generalitat pese a los apercibimientos del Tribunal Constitucional y otras decisiones de la Fiscalía y de la justicia ordinaria. Rajoy cree que la situación sólo tiene ya dos salidas. O bien que el independentismo opte por el camino de buscar una negociación, en la que el Gobierno aceptaría incluso a Carles Puigdemont y Oriol Junqueras como interlocutores, siempre que renuncien al referéndum ilegal (supuesto que en estos momentos descartan en el Ejecutivo). O la aplicación del artículo 155 de la Constitución si hubiera una declaración unilateral de independencia. Dentro de la incertidumbre sobre lo que pueden hacer los partidos secesionistas, divididos y bajo la presión de la CUP, en el Gobierno se inclinan con prudencia por la hipótesis de que se impondrá la opción de que no haya declaración de independencia inmediata. Pero todo depende de lo que suceda el 1-O y del relato que el independentismo pueda construir. «No saben qué van a hacer», avisan.
Cataluña es el motivo que más ha influido en la decisión de Rajoy de cancelar su asistencia a la cita sobre la agenda digital europea. La cumbre de Estonia tiene un carácter informal y eso facilita que Rajoy pueda ausentarse.
Por otra parte, el Consejo de Ministros no abordará el viernes los Presupuestos de 2018, según confirmó el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. En la negociación de las cuentas de 2017 Rajoy se implicó personalmente, y su intención es hacerlo de nuevo una vez se supere la línea roja del 1-O. Hasta entonces, está dedicado «exclusivamente» a Cataluña, explican fuentes gubernamentales. En el Gobierno confían en que después del domingo haya margen para la negociación con el PNV y acercar posturas. «Hay que esperar al día 2», aseguran. De no estar aprobados los Presupuestos el 1 de enero, se prorrogarán automáticamente, como establece la Constitución, hasta que se aprueben los nuevos y se apliquen de forma retroactiva. En el Gobierno no niegan que el 1-O influye en la estabilidad de la legislatura. Lo que pase puede condicionar la estabilidad no sólo por la posición del PNV, sino también del PSOE. Hay quienes vuelven a alentar como salida la sombra de la moción de censura bajo la presión de Podemos.
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