Debate Estado Nación
Rajoy revisará al alza las previsiones de crecimiento y empleo en el debate
En el Debate del Estado de la Nación presentará la rebaja fiscal y la nueva agenda de reformas. Incidirá en el comienzo de una nueva etapa tras dejar atrás la recesión más larga de la democracia
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha preparado el Debate del Estado de la Nación con el objetivo estratégico de utilizarlo como pistoletazo de salida de la segunda etapa de la Legislatura.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha preparado el Debate del Estado de la Nación con el objetivo estratégico de utilizarlo como pistoletazo de salida de la segunda etapa de la Legislatura. Un nuevo ciclo marcado por el mensaje de que estamos en el camino de la recuperación económica. Será un discurso «en positivo, de esperanza, con propuestas dirigidas a favorecer el crecimiento económico y la creación de empleo y con el que enviará señales a los ciudadanos para que confíen en que el PP está ya en condiciones de cumplir el programa electoral que tuvo que aplazar por culpa de los graves desequilibrios de la herencia económica», explican en su entorno.
Según fuentes de Moncloa, actualizará su programa y su agenda de reformas, deteniéndose en algunos aspectos de la reforma fiscal, la iniciativa que quiere convertir en su gran bandera de aquí a las próximas elecciones. Por tanto, los ejes serán la reforma fiscal, las reformas económicas pendientes de culminar (nuevos retoques en el mercado laboral, la reforma energética, Administraciones Públicas) y, por supuesto, el modelo territorial y Cataluña. En relación al problema catalán, el presidente mantendrá su oposición a negociar la soberanía nacional y dejará en evidencia que su plan para los próximos meses pasa por jugar la carta de la reforma de la financiación autonómica bajo el principio de garantizar la igualdad y la calidad de los servicios públicos.
Rajoy envolverá su intervención en una idea principal, la de que se inicia una nueva etapa después de que España haya conseguido dejar atrás la recesión más larga de la democracia. Planteará que la creación de empleo es el objetivo prioritario del Gobierno, y que esto exige seguir avanzando en las reformas para consolidar las bases de la recuperación económica. Dirá que es necesario mantener la consolidación fiscal y asegurar la máxima eficacia en la gestión de los recursos públicos, y que para ello su Gobierno continuará desplegando la reforma de las Administraciones Públicas. También defenderá que ha llegado el momento de abordar la reforma integral del sistema tributario y anunciará la decisión de impulsar nuevos mecanismos para agilizar el acceso de pymes y autónomos a la financiación, tanto de carácter bancario como a través de otros canales alternativos. En el Gobierno trabajan con la hipótesis de que Rajoy solemnice en el debate la revisión al alza de las previsiones presupuestarias para este año en materia de crecimiento, que se situará alrededor del 1 por ciento y con la previsión interna de que sea aún mejor (la estimación inicial era del 0,7 por ciento). Además, también mejorará las expectativas en el mercado laboral.
En Moncloa dan mucha importancia a este Debate. Han trabajado en él Vicepresidencia, como cerebro, y el Gabinete del presidente, a partir de la colaboración del resto de ministerios y del grupo parlamentario. El sociólogo Pedro Arriola también ha tenido su parte. El formato favorece tradicionalmente a los presidentes del Gobierno, pero en esta ocasión hay algunas «piedras» en el camino contra las que se han preparado en Moncloa. El flanco más débil es el de las consecuencias sociales de la crisis y por ahí embestirá la izquierda. En cualquier caso, el clima es muy diferente del que rodeó al del año pasado, que también se celebró a finales de febrero. Entonces Gobierno y PP estaban cercados por el «caso Bárcenas» y Rajoy intentó rebajar la tensión llevando a la Cámara un plan de regeneración democrática que, en su núcleo, acaba de ser aprobado por el Consejo de Ministros para su remisión al Parlamento. El martes, el presidente insistirá en la necesidad de seguir profundizando en la regeneración democrática y revalidará su compromiso con despejar cualquier sombra del funcionamiento de las instituciones.
Inevitablemente este Debate del Estado de la Nación estará condicionado por las elecciones europeas del próximo mes de mayo. El Gobierno espera encontrarse con un tono muy bronco por parte de la oposición y, especialmente, del líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. De manera preventiva la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ya se dirigió el viernes al PSOE para demandarle altura de miras ante la cita parlamentaria de esta semana. Pero la presión de las elecciones se dejará sentir en los discursos de unos y de otros porque el contexto da una especial trascendencia a estos comicios en los que no se decide la suerte de gobiernos, pero sí la tendencia que condicionará la estrategia política de los próximos meses.
Un alto cargo del Gobierno reconocía la semana pasada a este periódico que estas elecciones europeas son decisivas porque «inevitablemente alguien las va a perder». En otras citas electorales había margen para que los dos principales partidos, PP y PSOE, pudieran salvar de alguna manera la cara. Sin embargo, la impresión en el Gobierno es que esta vez el que las pierda, por poco que sea, «las perderá de verdad» y tendrá poco margen para limitar el coste de la tormenta interna. «En el PSOE puede ser un huracán, pero si nosotros perdemos también tendremos nuestro lío con un calendario muy ajustado», explica la citada fuente. La fortaleza del PP es la fuerza de su organización y en este punto la sensación interna es que en estos dos últimos años no se han hecho bien los deberes en Génova.
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