El artículo de Toni Bolaño
La recta final
Los pactos empiezan a cuajar al margen de las anécdotas: el PP está acordando con Vox sin demasiados miramientos
Las negociaciones para constituir los ayuntamientos este sábado van a todo trapo. Algunos como el de León tendrán que esperar al 7 de julio por el recurso presentado por Vox, formación que reclama como suyos votos que fueron declarados nulos. Lo cierto es que el error de buzonear papeletas erróneas fue de Vox, de nadie más. Por tanto, bien anulados están. Sobre Barcelona también estuvo la espada de Damocles también por un recurso de esta formación.
Los pactos empiezan a cuajar al margen de estas anécdotas. El PP está pactando con Vox, con la ultraderecha sí, y sin demasiados miramientos. Calculan que 135 ayuntamientos populares dependen de los de la ultraderecha y no tengan dudas los acuerdos llegarán. Ayer se cerró el de Elche. Ganaron los socialistas, pero la derechona se ha impuesto. Aquello de Feijóo que gobierne la lista más votado fue una ocurrencia y ahora es una entelequia. No se ha respetado en Elche como no se ha respetado en Canarias.
La boutade de Feijóo fue eso, una ocurrencia de mitin. La democracia española no designa al más votado, designa a quién es capaz de formar gobierno. Y en la Comunidad Valenciana también el PP y Vox han pactado. Los populares han conseguido que el condenado por violencia machista que en estas elecciones era cabeza de cartel de la ultraderecha dé un paso atrás. No estará en el futuro gobierno de Mazón porque los de Vox ahora lo presentan como cabeza de cartel para el Congreso. Los populares le han ganado un pulso a los de Abascal, pero poco dice de un partido que pone al frente de sus listas a un tipo condenado por violencia machista. En fin, cosas de la política. No ha dudado en pactar con ellos un PP que dice que la condena.
En la Ciudad Condal lo de los pactos está que arde. Ayer Ada Colau lanzó una esotérica repartición de la alcaldía entre los tres partidos de izquierda. ERC que está en la UCI apenas reaccionó, pero el PSC contestó rápido: a otro perro con ese hueso. En el PP siguen haciendo cábalas mientras los sectores empresariales continúan presionando en favor del candidato independentista porque simplemente no lo parece. En el horizonte que la Junta Electoral proclame un nuevo recuento pedido por Vox y que todo se traslade al día 7 de julio. 48 horas después de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea diga si Carles Puigdemont puede volver a España porque goza de inmunidad.
Si esto se produce las elucubraciones de hoy serán una veleidad. Si el TJUE da la razón al expresident fugado la justicia española volverá a hacer el ridículo, pero sobre todo la política saltará por los aires. En la ciudad de Barcelona donde Trías abrazará de buen grado a su líder, que escondió en la campaña, y en las generales donde ERC caerá en picado y sus restos serán pasto de unos buitres que quieren cobrarse su venganza porque los de Aragonés y Junqueras les dieron la espalda hace dos años.
En los próximos días todo se moverá. Se cerrarán los pactos porque tras unas elecciones el partido vencedor quiere ahondar en la herida del partido derrotado. ¿Cómo? Haciéndole perder con pactos más poder del que tenía. Que ahora nadie se rasgue las vestiduras. Lleva siendo así desde la restauración de la democracia en nuestro país. Sería de otra manera con otra ley electoral pero no valen excusas de mal pagador porque tenemos la que tenemos.
El Gobierno salió ayer en tromba pidiendo a los votantes que eviten tras el 23J los acuerdos PP-Vox. El problema es que los votantes no ven con malos ojos estos pactos. Para mí personalmente son vomitivos pero los ciudadanos han blanqueado a Vox. Apelar a qué viene el lobo no va a ser óbice para que haya ciudadanos que voten a este partido y que haya otros que recurran a su apoyo sin que se sonrojen. Las cosas ya no son como quisiéramos. Ahora ya estamos en la recta final.
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