Análisis

Los retos de Sánchez para 2024: ganar a la inestabilidad política

La aprobación de la amnistía, cohesionar a sus socios, renovar el CGPJ y hasta tres citas con las urnas pondrán a prueba su liderazgo

Rueda de prensa de Pedro Sánchez tras el último consejo de ministros de 2023.
Rueda de prensa de Pedro Sánchez tras el último consejo de ministros de 2023.Gonzalo Pérez La Razón

El 2024 será la continuación de 2023 y no se esperan giros de guion que sorprendan en las alianzas políticas. Si el año pasado estuvo marcado por la confrontación política por las cesiones del PSOE para conseguir su investidura y mantener a Pedro Sánchez en Moncloa, esta operación continuará a lo largo del nuevo ciclo político, el cual, a su vez, pondrá a prueba la resistencia de los mismos pactos políticos y del propio presidente del Gobierno, que solo puede jugar la carta ganadora frente a la inestabilidad política que le rodea, por sus ataduras a hasta siete partidos.

El nuevo calendario seguirá impregnado por las alianzas del PSOE con los partidos independentistas. Los principales retos a los que se enfrenta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, son, mantener cohesionada a la mayoría de izquierdas que le entregó, de nuevo, las puertas del palacio de La Moncloa. Para ello, deberá cumplir con todo lo firmado con ERC y Junts para darle el poder, pasando por la ley de amnistía y por la figura del verificador internacional para dar fe sobre los acuerdos con los independentistas. Además, será el año en que el presidente del Gobierno sea protagonista de una foto inédita; con el expresident fugado, Carles Puigdemont, y con el líder de ERC, Oriol Junqueras, por separado.

El Gobierno llevará al culmen así su estrategia de «normalización» dirigida a pasar por actores políticos a Junts y ERC, quienes, según el argumento de Moncloa, un día estuvieron fuera de la legalidad y ahora transitan el camino de la legitimidad. Sánchez prevé sacar rédito electoral de su política de «concordia» y repite su círculo de confianza que gracias a las negociaciones con los independentistas la situación política en España es distinta a la de 2017 y el independentismo se mantiene a raya. Así, aseguran en el Ejecutivo, el marco es la Constitución y el método el diálogo. Creen que, al igual que con los indultos «ganamos un millón de votos», con la amnistía puede suceder, una vez la pedagogía surta el efecto deseado.

Sin embargo, a pesar de las garantías que ofrecen los socialistas, el camino será turbulento. La primera prueba llegará de inmediato, en el Congreso de los Diputados, en la misma tramitación de la ley de amnistía. Los populares ejercerán de oposición frente a la política de reconciliación del Ejecutivo y presentarán hoy una enmienda a la totalidad de la ley y un texto alternativo. Además, prevén ralentizar la norma con su mayoría en el Senado. ERC y Junts también presentarán enmiendas al texto más adelante. El PSOE ya ha avisado de que la ley saldrá del Congreso «igual que entró».

El referéndum de autodeterminación será otra de las pruebas de fuego en este 2024. El president de Cataluña, Perè Aragonés situó en su discurso de Navidad este año como inicio de la negociación en la mesa bilateral con el Gobierno de España este asunto. Los socialistas se niegan, de momento, en rotundo a este extremo y buscarán el diálogo como versa el acuerdo con ERC de investidura. Si finalmente el president catalán adelanta las elecciones, en el caso de un fracaso para Junts, los de Puigdemont podrían activar el botón nuclear: la moción de censura con el PP en el Congreso para derrocar a Sánchez. Hasta ese momento no habrá riesgo, solo en el peor de los escenarios para los independentistas, cuando ya no tengan nada que perder.

La vida en el Congreso de los Diputados no será fácil para Sánchez. La precaria cifra numérica con la que cuenta el Ejecutivo, le obliga a pactar constantemente con hasta siete grupos parlamentarios distintos y de ideologías de izquierda y derecha. Los independentistas ya han avisado que estarán permanentemente en alerta y no dan su voto per se a las leyes del Gobierno. A ello habrá que sumar los cinco diputados de Podemos que ya tienen vida propia desde que rompieron con Sumar y marcharon al Grupo Mixto. Para ello, la prueba del algodón será el decreto ómnibus que amplía las medidas sociales derivadas de la guerra en Ucrania, donde los morados ya han advertido que podrían votar en contra al entender que el decreto viene cargado de recortes sociales. La negociación de los Presupuestos Generales del Estado también será convulsa.

Sánchez, sin embargo, se fija en dos objetivos claros. Como explicó en su balance de fin de año, la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), tras cinco años de bloqueo, y avanzar en el problema de la vivienda, como las principales preocupaciones de los españoles. Por ello, se sitúan entre los retos más urgentes del nuevo Ejecutivo. Para el órgano de los jueces, los populares quieren que Europa verifique los acuerdos y ahora, el mayor de los interrogantes será si se cambiará el sistema de elección de los jueces a la vez que se reforma el órgano, como quieren los populares.

Por último, las elecciones gallegas, vascas y europeas serán determinantes. Galicia será el primer examen, y a la vez, la ratificación o no, del apoyo de la sociedad a las políticas del PSOE con los independentistas en Madrid. Pamplona, tras la moción con Bildu es el laboratorio de pruebas con vistas a las elecciones en el País Vasco. El PSOE se niega en rotundo a pactar con los abertzales, pero las urnas serán otro examen a la política de los socialistas con Bildu en Madrid. Las europeas serán una segunda vuelta de las generales al jugársela todo a circunscripción única. Todo está en el aire.