Historia

Estrasburgo

San José y Estrasburgo

La Razón
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Era 19 de marzo, día de San José y del Padre. Habíamos quedado en el aeropuerto de la T-4 los cuatro que representaríamos a tantas miles de víctimas del terrorismo, de asesinatos, de violaciones múltiples, etc. Me dolía dejar a mi mujer y mis dos hijos pequeñitos solos en un día tan importante pero, por otro lado, viajaba con ganas de representar a mi padre y a tantos otros miles de víctimas de asesinatos. Al fin y al cabo, era el Día del Padre, de mi padre asesinado vilmente.

Viajábamos a la mágica Estrasburgo, una ciudad francesa en la frontera entre Francia y Alemania, donde se ubica la sede del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Allí teníamos que entregar miles de firmas de personas que creen que la «doctrina Parot» es más que justa, la gran herramienta contra la impunidad etarra.

La vista fue de escasas tres horas, con muchos juristas de diferentes países como público y más presencia abertzale que defensora del Estado español. Sin embargo, los abogados del Estado dieron un soberano repaso jurídico al despacho Muller, defensor de la etarra Inés del Río, quien se preocupó más de ajustar los tiempos de intervención para justificar el cobro de 68.000 euros que pagaba Sortu.

Las posteriores conversaciones que tuvimos con los abogados del Estado nos abrieron los ojos de la complejidad que supone que uno de los magistrados, el español, Luis López Guerra, es clave en la decisión final de la sentencia. Bajo su responsabilidad quedan los cientos de asesinos múltiples y violadores que quedarían en libertad si López Guerra convence a sus compañeros de sala de que hay que derogar la «doctrina Parot».

Finalmente, como resumen, me quedo con que la vista se produjo durante un viaje en el Día de San José, del Padre, del mío, que siempre impartió justicia por igual a todos hasta que le asesinaron.