El desafío independentista
Sánchez presiona ante el juicio del «procés»: presupuestos o elecciones
Moncloa aprovecha la implosión de Unidos Podemos y el auge de la derecha para llamar al cierre de filas a sus socios de la moción de censura. El Gobierno aún confía en que poder sacar adelante las cuentas y esquivar un otoño electoral
Moncloa aprovecha la implosión de Unidos Podemos y el auge de la derecha para llamar al cierre de filas a sus socios de la moción de censura. El Gobierno aún confía en que poder sacar adelante las cuentas y esquivar un otoño electoral.
«Sin Presupuestos habrá elecciones en 2019». Este pronunciamiento de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ayer en Los Desayunos de TVE demuestra que el Gobierno vuelve a recurrir a la amenaza de convocar comicios generales para garantizarse la aprobación de las cuentas públicas de 2019, que inician su andadura en el Congreso de los Diputados el próximo mes de febrero. Los socialistas llaman así a rebato a los socios que propiciaron su victoria en la moción de censura contra Mariano Rajoy para cerrar filas con el Ejecutivo y asegurar, durante los meses de tramitación en el Congreso, la supervivencia política del Gabinete de Pedro Sánchez.
El Gobierno viró en su estrategia presupuestaria después de las elecciones andaluzas. El auge de la extrema derecha y la coalición para desalojar a Susana Díaz del poder se advirtieron como argumentos indiscutibles para azuzar el miedo –de los disgregados partidos que auparon a Sánchez hasta la Moncloa el pasado mes de junio– a que una suma similar pudiera tejerse también a nivel nacional. De este modo, el presidente –que días antes había descartado presentar las cuentas si no tenía los apoyos suficientes para sacarlas adelante– lanzó un órdago a sus otrora aliados, asegurando que los llevaría a la Cámara baja en enero.
La tramitación, en el aire
En dos semanas, estas cuentas –que han tenido que diseñarse con el objetivo de déficit de Mariano Rajoy– llegan al Congreso para su debate a la totalidad. Esto es, de las enmiendas para tumbarlos del Partido Popular y Ciudadanos. El Ejecutivo respiró cuando los partidos independentistas anunciaron su nula intención de presentar enmiendas a la totalidad, lo que prácticamente asegura que su tramitación continúa, pues en Moncloa no contemplan que los diputados independentistas catalanes de ERC y del PDeCAT voten con populares y naranjas para frustrar los Presupuestos en el primer «round» y situándose de esta forma como los responsables de una convocatoria electoral anticipada. Esto no garantiza, sin embargo, la aprobación final.
En el Ejecutivo hay dudas sobre el posicionamiento último de los soberanistas, en pleno juicio del «procés» y con una profunda división en sus filas, y no ahorran en gestos para atraerlos. Más financiación, movimientos de la Abogacía del Estado o pronunciamientos sobre los indultos o negando la rebelión, entre otros. Estas dudas se reflejan en las propias cuentas, que contemplan una partida para una eventual convocatoria electoral a nivel nacional a lo largo del año 2019. Además, el debate a la totalidad de los Presupuestos, fijado en la agenda parlamentaria para los días 12 y 13 de febrero, coincidirá con el inicio del juicio del «procés», lo que puede condicionar el sentido del voto soberanista o su intención de no presentar enmiendas.
En Moncloa son conscientes de que sin Presupuestos Generales para el presente curso su mandato se acorta considerablemente, ya que es prácticamente imposible llegar hasta 2020 sin cuentas. De hecho, en otoño, la fecha más probable para la convocatoria de los comicios anticipados, sería paradójicamente el momento en que deberían sentarse de nuevo para negociar unos nuevos presupuestos si estos son fallidos.
No obstante, fuentes del Ejecutivo socialista no pierden la esperanza de poder llegar a aprobarlos y sus mensajes se orientan siempre en positivo sobre esta cuestión. Apelan a cómo se desarrollaron los acontecimientos en la moción de censura: «Cuando se presentó no iba a salir y hoy Pedro es presidente del Gobierno. Hasta que la pelota no se pone en juego, no se hacen los movimientos».
En todo caso, el Gobierno de Sánchez buscará también aprovechar la debilidad de la izquierda con la implosión de su socio de Presupuestos, Unidos Podemos –provocada por la guerra abierta entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón–, y las encuestas que dan La Moncloa al líder del PP, Pablo Casado, apoyado por Ciudadanos y Vox, para presionar a sus socios con el futurible de que de no sostener a Sánchez y su Ejecutivo, estarían abocando a España a una nueva etapa de la derecha en el poder.
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