Presidencia del Gobierno

Sánchez ratificará el fracaso de su alternativa con el «no» de C’s

Se centra en la campaña del 25-S y se resiste a llamar a Rivera para postergar su negativa

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ayer durante un acto de campaña en Barakaldo
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ayer durante un acto de campaña en Barakaldolarazon

Pedro Sánchez se resiste a llamar a Albert Rivera. Posterga en el tiempo una conversación que debió producirse la pasada semana, ante la convicción de que lo que escuchará por boca de su interlocutor al otro lado del teléfono no hará sino cegar cualquier posibilidad de llegar a La Moncloa. La estrategia del líder socialista para formar gobierno nació viciada de inicio, porque las incompatibilidades que imposibilitaron su investidura en marzo siguen aún vigentes. «No hay avances. Lo que Pedro está viendo hasta ahora es que se están vetando y no van a hablar entre ellos», comentan a LA RAZÓN fuentes cercanas al secretario general, que lamentan la actitud de bloqueo que mantienen Podemos y Ciudadanos. Por ello, aunque estas mismas fuentes sitúan en «los próximos días» la conversación pendiente, lo cierto es que Sánchez quiere mantener viva la ficción de su candidatura alternativa e intentará dilatar la negativa de Rivera. Además, en el seno del PSOE existe cierto escepticismo sobre la escenificación de la ruptura del pacto entre PP y C’s, una entente que no consideran caducada, a tenor del escaso rédito político que ha sacado la formación naranja del «caso Soria».

Sin embargo, no hace falta descolgar el teléfono para conocer el parecer de Rivera. El líder naranja ha utilizado cada mitin de campaña durante los últimos días para desechar la oferta pública de su homólogo socialista, al considerar que «un Ejecutivo con 85 diputados no puede gobernar España». Por contra, Rivera sigue defendiendo que la única alternativa posible es buscar un consenso con el PP y el PSOE sobre las 100 reformas pactadas con ambas formaciones. A falta de conversación privada entre ambos, Sánchez también ha utilizado el altavoz de los actos en Galicia y País Vasco para fijar posición y trasladar la presión de unas terceras elecciones a las «fuerzas del cambio», a las que apeló para poner fin al «mal gobierno de Rajoy». El líder socialista critica de manera constante que aquellos partidos que se presentaron a las elecciones para regenerar la política sean incapaces ahora de hablar entre ellos y con sus «bloqueos estén imposibilitando esa regeneración democrática y el cambio político». «Les pido que levanten los vetos y empecemos a trabajar y dialogar para lograr un gobierno regeneracionista en nuestro país», reiteró ayer en un acto en Barakaldo. En ese mismo acto, Sánchez se mostró dispuesto a «llegar hasta el final» para poner fin al Gobierno de Rajoy, una declaración que en el PSOE se interpretó como la antesala de las terceras elecciones y ese «final» como las urnas.

Aunque el líder socialista «sigue viendo las posibilidades para acabar con el bloqueo», lo cierto es que «hasta ahora las fuerzas siguen en sus trincheras», reconocen desde su entorno. Es más, hay quien incluso ha recuperado viejas banderas, como la del «derecho a decidir, en la base de cualquier pacto». Aunque estas declaraciones de Pablo Iglesias surgen en el fragor de la campaña vasca, no han sentado bien en Ferraz, donde consideran que aleja cualquier atisbo de colaboración. «No va a haber un presidente socialista que se apoye en el derecho a decidir», zanjan tajantemente. Los socialistas quieren ser cautos y entienden que hasta que pasen las elecciones en Galicia y el País Vasco no habrá movimientos, ya que los resultados que arrojen ambas contiendas pueden tener su reflejo a nivel nacional. «Puede que C’s no tenga representación y que Podemos se apoye en los nacionalismos», señalan desde la sede federal.