Política

Víctimas del Terrorismo

Santi Potros no sale de España

Imagen de Santi Potros a su salida del centro penitenciario
Imagen de Santi Potros a su salida del centro penitenciariolarazon

El sanguinario etarra Santi Potros ha pasado su primera semana en libertad, después de cumplir veintiocho de los tres mil años de cárcel a los que fue condenado, en una zona de Lasarte conocida como «España». En el número 5 de la calle Rivera de su localidad natal entró Santiago Arrospide Sarasola «Santi Potros» el viernes de la semana pasada y nadie le ha visto salir de allí. «Si estuviera hoy tomando unos vinos, que creo que no estará, habría ido a Euskadi», nos dijo una vecina. «¿Cómo que a Euskadi?», pregunté extrañada. «Aquí llamamos Euskadi al centro, donde están los bares que frecuentan los amigos de Santi Potros, mientras que a esta zona la llamamos España, nos respondió.

La zona española de Lasarte, donde vive Arrospide Sarasola, en casa de su hermana Pilar, es donde duermen los obreros de grandes empresas, como Michelin, instaladas en los alrededores de San Sebastián. Es también zona socialista. Enfrente del portal donde ha pasado Santi Potros esta primera semana en libertad está la Casa del Pueblo, que lleva por nombre Froilán Elespe, en memoria del concejal socialista asesinado en Lasarte.

Encontramos a un compañero de partida de cartas de Froilán Elespe en el bar Santxo, en la avenida Donosti, también en zona española. «En el pueblo no se ha oído ninguna queja por la presencia de Santi Potros. No se ha dejado ver y no le han hecho ningún homenaje, ni recibimiento, como los que han hecho en otros pueblos a etarras que salían de prisión», nos cuenta este amigo de Elespe, compañero también de su partido, el PSE.

No está, sin embargo, el compañero de cartas del concejal socialista asesinado por ETA muy conforme con la llegada al pueblo del etarra. Nos dice que lo que él opina personalmente y cree que también el resto de socialistas de Lasarte es que tendrían que haber hecho «lo que dice la Justicia, que no es normal que esté libre y que tenía que haber cumplido toda la pena». Le matizamos que es un juez el que ha decretado su libertad y no lo entiende muy bien, porque él lo que ha oído es que la Justicia se ha opuesto a que esté libre. Es una persona mayor, que recuerda a su amigo asesinado y que lo que sí sabe, con certeza, es que en el pueblo no ha habido protestas por el hecho de que alguien que fuera capaz de plantear un crimen como el de Hipercor de Barcelona, en el que murieron 21 personas, sea ahora un vecino corriente del municipio.

LA RAZÓN habla también con Vanesa Vélez de Pablos, la única concejala del PP en Lasarte, que nos confirmó que «el pueblo no está soliviantado» por la presencia de Santi Potros. «La gente no exterioriza sus sentimientos porque sigue teniendo miedo, no como antes, pero persiste el temor a ser marcado y la sensación de que conviene ser prudente», nos dijo.

En la zona conocida como España no se ha visto a Santi Potros en toda la semana, ni ha comprado en la carnicería, donde aseguran que, aunque le vieran, no le conocerían, ni en la farmacia, donde se limitan a decir que no ha aparecido por allí. En la zona conocida como Euskadi es donde están los bares que apoyan a los etarras, como la taberna Trumoi, que tiene en su entrada un cartel de apoyo a Pepe Rei, el redactor de investigación del ilegalizado diario «Egin». Un poco más allá está la Herriko Taberna, donde ondea la bandera que pide el acercamiento de los presos de ETA. La calle en la que está se llama Buruntza, como un comando de ETA en manos del cual aparecieron en 2001 los nombres de decenas de jueces. Cerca de allí hay un monte donde, según nos contaron unas vecinas, pasean los etarras que han vuelto a Lasarte, como Luis Carrasco o Ibon Etxezarreta.

Preguntamos a esos vecinos si creen que Santi Potros frecuenta ese monte y nos dicen que probablemente sí, aunque confirman que nadie le ha visto salir del piso de su hermana. «¿Puede haber pasado por la zona donde apareció asesinado Miguel Ángel Blanco?», preguntamos. Nos dicen que ésa no es zona de paseo y que, más que monte, es extrarradio.

Es extraño que alguien que lleva 28 años en la cárcel permanezca en un piso, pero los vecinos están convencidos de que allí sigue. Nos dan detalles de su vivienda: 68 metros cuadrados, un baño y tres habitaciones, como casi todas las de la zona.

Más allá del río al que dan las ventanas de esa casa puede verse el hipódromo. Ése es todo el horizonte, por el momento, de Santi Potros, a la espera, tal vez, de que se confirme su situación de libertad antes de seguir las costumbres de su gente en Lasarte, el poteo por los bares de la zona Euskadi: el Gure Etxea, el Artiza, el Intxausti y el Ilargi. En cada uno de ellos nos dicen que, por el momento, no le habían visto, pero hay vecinos que consideran que estarían dispuestos a mentir por protegerle. De momento, no necesitan hacerlo.