El desafío independentista
Sin acuerdo para votar el jueves la independencia
Las diferentes posturas entre los secesionistas obligan al president a «agotar las vías de negociación» para rebajar la tensión
Las diferentes posturas entre los secesionistas obligan al president a «agotar las vías de negociación» para rebajar la tensión.
La tensión en Cataluña va en aumento cada día. Los empresarios del Círculo de Economía, exigiendo elecciones inmediatas. La CUP, proclamando acciones «de lucha no violenta» y la desobediencia civil. Los universitarios independentistas, la fuerza de choque para ocupar las calles, convocando huelga el jueves, mientras que los profesores harán movilizaciones el miércoles al finalizar las clases. Las asociaciones de municipios independentistas, lanzando una ola de proposiciones contra el 155 con la única intención de desestabilizar al PSC y meter presión a los cuadros del partido socialista, entre los que destaca el senador José Montilla, ex presidente de la Generalitat, que hoy ha sido citado en la Comisión de Asuntos Interdepartamentales del Parlament para que explique su postura. Según ha podido saber LA RAZÓN, Montilla dejará en ascuas a los diputados porque no desvelará su voto del viernes en el Senado, aunque dará su visión de una situación que ya ha explicado.
¿Y Puigdemont? ¿Y el PDeCAT? ¿Y ERC? La versión oficial es declarar, en el pleno del jueves, la independencia. Sin embargo, no hay nada cerrado. Ni tan siquiera los independentistas han llegado a un acuerdo para votar una declaración. El presidente catalán está valorando la posibilidad de no realizar una votación para aprobar la DUI, mientras que PDeCAT y ERC señalan a la CUP de la imposibilidad de votar la independencia en el Parlament «porque se podría perder esta votación». Los anticapitalistas no quieren respaldar una DUI porque consideran que la independencia ya la votó «el pueblo el 1 de octubre». La izquierda anticapitalista prefiere poner en marcha la Ley de Transitoriedad y convocar un proceso constituyente, de seis meses de duración, según consta en la citada ley. Ante la actitud de la CUP, PDeCAT y ERC han dado un paso atrás no presionando en exceso al president, facilitando su decisión. Así, Puigdemont quiere destensar la situación con «la firme voluntad de acudir al Senado» para «agotar las vías de negociación» y quiere bajar los ánimos en su formación porque una declaración de independencia generaría en su partido y en el Gobierno al menos la división de tres consellers, como anunció LA RAZÓN, y dejaría al PDeCAT ante una división traumática.
El sanedrín, formado por todos los partidos independentistas más las entidades ANC y Òmnium, junto a otros asesores áureos, se volvió a reunir ayer para perfilar la posición y lo seguirá haciendo hasta el jueves. De momento, las conversaciones registran un parón por esta posición de la CUP. «Todo está en manos de Puigdemont», afirman desde ERC, que verbaliza siempre su apoyo a una declaración de independencia y se muestra esquiva a hablar de elecciones. Pero, todo es posible, porque los republicanos serían los principales beneficiados de una convocatoria. Las encuestas les son positivas y si Puigdemont convoca le pueden acusar de no saber dar una solución al conflicto y erigirse ellos como los valedores de esta solución. En el fondo, a ERC la posición de la CUP «le viene como anillo al dedo», apuntan desde el PDeCAT.
Puigdemont mantiene silencio, aunque es receptivo a las múltiples presiones. Tanto desde el punto de vista empresarial, como de la sociedad civil, y desde el PSC, que le piden que convoque elecciones sin declarar la independencia. Colau y el entorno de Comunes y Podemos también presionan porque se saben necesarios. El mensaje es claro: ni 155, ni independencia unilateral, lo que podría dejar a Puigdemont sin estos aliados que le ayudan a ampliar una mayoría soberanista. Por estos motivos, el president ha decidido comparecer en el Senado y sopesa no someter a votación ninguna DUI el jueves. ERC frunce el ceño, pero mantiene una presión suave. El PDeCAT mantiene absoluta discreción y cierran filas tras Puigdemont, y han dado un paso a la distención con el PSC. Si hace unas horas se consideraba la posibilidad de forzar la caída de los alcaldes socialistas por su apoyo al 155, ahora la dirección nacionalista quiere «analizar caso a caso».
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