Política
Urkullu resucita el plan Ibarreche en su toma de posesión
El líder del PNV será elegido lendakari con los 27 votos de su partido de un total de setenta y cinco tras no conseguir la mayoría absoluta
Iñigo Urkullu será elegido hoy lendakari con los veintisiete votos de su partido, después de que en la primera votación no consiguiera ayer la mayoría absoluta de un total de setenta y cinco parlamentarios. Su plan de gobierno, que incluye un «plan Ibarreche II» como broche de una «transición vasca», fue criticado por todos los partidos de la oposición, a pesar de que el candidato del PNV a lendakari lanzó durante su intervención «guiños» a todos ellos. Desde el dedicado al PP, al iniciar su discurso con una referencia concreta a las víctimas del terrorismo –aunque después hablara de otras víctimas–, hasta el «olvido» de la auditoría con la que había amenazado al Gobierno de López, pasando por felicitarse de que los proetarras estuvieran representados en esta legislatura en el Parlamento vasco.
El futuro lendakari pretende que la décima Legislatura autonómica sea una nueva transición que desemboque en un nuevo «estatus» jurídico que sustituya al Estatuto de Guernica. Como hizo Ibarretxe, Urkullu quiere que el Parlamento vasco sea el foro de debate en el que se apruebe «un nuevo sistema de autogobierno, que incorpore el reconocimiento de nuestra realidad diferenciada –según sus palabras– y un sistema bilateral de garantía», en referencia a un trato de «tú a tú» con el Estado.
En opinión de Urkullu, se ha producido una quiebra del Estado autonómico, que se resolvería distinguiendo las «realidades nacionales» del resto de las autonomías. En esa situación diferenciada, Urkullu pretende que la Comunidad autónoma vasca, con Navarra y el País Vasco francés, creen una euroregión que les coloque directamente en Europa.
Para el aún presidente del PNV, que dejará la dirección del partido tras instalarse en Ajuria Enea, la nueva legislatura constituye una oportunidad de «actualizar nuestro estatus de autogobierno sobre una base acordada y compartida por todas las sensibilidades políticas aquí representadas».
Ningún partido se felicitó por esa invitación al acuerdo, ni siquiera los proetarras, que consideran que, además del Parlamento vasco, los movimientos sociales tienen un papel que jugar en el camino hacia el objetivo de la independencia. Patxi López mostró la disposición del PSE a debatir sobre autogobierno, pero pidió a Urkullu que concretara si su objetivo es el mismo que había expuesto claramente Mintegi: la independencia. Desde el PP, Antonio Basagoiti consideró que «el País Vasco no necesita un gobierno que insista en errores pasados cuestionando nuestros marcos de convivencia, Estatuto y Constitución» y afirmó que «destinar esfuerzos en aislar al País Vasco del resto de España y Europa, con una ponencia u otra y con un plan u otro, sería un error de incalculables consecuencias». También Gorka Maneiro, de UPyD, criticó que Urkullu hablara de avanzar hacia la soberanía en un momento en el que las urgencias de los ciudadanos van por otro camino. En el turno de réplica, Urkullu concretó que para cambiar el «estatus» de Euskadi se propone alcanzar acuerdos que modifiquen el Estatuto, el concierto económico y la disposición adicional de la Constitución en la que se amparan los derechos históricos de los territorios forales y en la que se afirma que su actualización se llevará a cabo, en su caso, en el marco de la Constitución y de los estatutos de autonomía.
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