Castilla y León
Valenciano asume el cartel electoral del PSOE para las europeas
El PSOE ya tiene cabeza de lista para las elecciones europeas. Y no será ni Juan Fernando López Aguilar, ni Ramón Jáuregui, sino la mismísima número dos del partido, Elena Valenciano. Los socialistas españoles siguen así la estela de otros grandes partidos socialdemócratas que han puesto al frente de sus candidaturas al Parlamento Europeo a destacadas personalidades, como es el caso del secretario general de los socialistas franceses, Harlem Desir o el presidente del Parlamento Europeo, Martin Shulz, candidato del SPD y cabeza de lista de todos los socialistas europeos. Con la presencia de Valenciano al frente de la candidatura al Parlamento europeo, donde le acompañará de número dos el ex ministro de la Presidencia Ramón Jáuregui, el PSOE pretende dar la máxima relevancia a los comicios de marzo y Rubalcaba, redoblar su apuesta al PP en las primeras elecciones de ámbito nacional que se celebrarán desde 2011.
Lecturas políticas aparte, la designación de la vicesecretaria general aumentará, sin duda, las especulaciones sobre el futuro inmediato del propio Rubalcaba, que no ha decidido aún si tiene previsto concurrir a las primarias que elegirán al próximo candidato a las elecciones generales. Muchos serán quienes lean en la salida de Valenciano una señal inequívoca del repliegue de los vencedores del Congreso Federal de Sevilla antes de la celebración de las primarias con las que el PSOE culminará un cambio de liderazgo por el que las bases claman desde hace meses. Más aún si, como todo parece indicar, el secretario de Organización, Óscar López, compite finalmente en las primarias para ser candidato a las autonómicas de Castilla y León.
La número dos del PSOE simultaneará, en todo caso, su responsabilidad en Europa con su papel al frente de la vicesecretaría general, desde la que se encarga además de las relaciones europeas e internacionales. Valenciano es de las convencidas de que los socialistas «deben poner toda la carne en el asador» en estas elecciones y huir de interpretaciones partidistas. Análisis con el que coinciden, además de Rubalcaba, todos los barones a los que el secretario general del PSOE ha consultado la decisión antes de elevar la propuesta a la reunión de la Ejecutiva de hoy. El secretario general convocó a una cena en Ferraz el pasado viernes a todos los barones para cerrar el asunto, pero también para analizar las perspectivas electorales y el tibio repunte que anotan las encuestas para el PSOE. A la cita acudieron, entre otros, la andaluza Susana Díaz; el valenciano Tximo Puig; el castellano-manchego Emiliano García-Page y el madrileño Tomás Gómez. Faltaron, por motivos de agenda, Patxi López, Guillermo Fernandez Vara y el asturiano Javier Fernández. El nombre de Valenciano recabó la unanimidad de todos ellos, de ausentes y presentes. La apuesta, sin duda de alto riesgo, es de todo el PSOE, como quería su número dos, que tomó la decisión de aceptar el reto después de conocer el parecer de todos los barones.
Toma la delantera al PP
Así pues la propuesta será hoy trasladada por Rubalcaba a la Ejecutiva Federal del PSOE y después tendrá que ser ratificada en un Comité Federal extraordinario que se celebrará en marzo para aprobar la candidatura al completo. En todo caso, el número uno del PSOE consigue tomar la delantera al PP en la carrera electoral, ya que el partido de Mariano Rajoy aún no ha designado candidato. Valenciano, que ya es vicepresidenta primera del PES, se ha marcado como objetivo ganar la batalla ideológica a la derecha y cambiar Europa para cambiar España. Asume el reto convencida de que los socialistas se juegan nada más y nada menos que el final de la travesía del desierto.
En Ferraz dan por segura en mayo una victoria sobre el PP y por eso el secretario general quería una candidatura potente, de peso y creíble que no desmintiera el discurso de la dirección de que la apuesta por las europeas es total y que el PSOE se juega nada menos que el final de un ciclo de derrotas y el principio de la recuperación electoral. Sigue empeñado en no hacer de Europa, como en otras ocasiones, un «cementerio de elefantes».
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