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Viaje a Extremadura en el «tren de «alta indignidad»

LA RAZÓN acompaña a los viajeros de la línea Madrid-Badajoz donde más de 160 personas vivieron ayer una calvario tras averiarse su tren. No es la primera vez. Nuestro tren tardó casi seis horas y media en recorrer 400 kilómetros. Dos horas más que en coche.

Durante la espera en la estación madrileña reinaban los nervios por lo ocurrido. Fotos: Jesús G. Feria
Durante la espera en la estación madrileña reinaban los nervios por lo ocurrido. Fotos: Jesús G. Ferialarazon

LA RAZÓN acompaña a los viajeros de la línea Madrid-Badajoz donde más de 160 personas vivieron ayer una calvario tras averiarse su tren. No es la primera vez. Nuestro tren tardó casi seis horas y media en recorrer 400 kilómetros. Dos horas más que en coche.

Tan sólo unas horas después de que más de 160 personas sufrieran la odisea de subirse a bordo del ya bautizado como «tren indigno», ayer, a las 16:08 horas, debía salir el primer tren que recorría la misma línea, pero a la inversa, desde la estación de Atocha hasta Badajoz. Y decimos debía porque los viajeros tuvimos que esperar casi 40 minutos hasta que por fin nos acomodamos en los asientos y dejamos el equipaje en los casilleros. Esta vez, el retraso no tenía que ver con el tren sino con otro que se había quedado averiado en la vía de Nuevos Ministerios, aseguraba el personal de Renfe.

Los retrasos siempre son desafortunados, pero el de ayer y justo en este recorrido era peor. Entre los pasajeros que se dirigían hacia Mérida, Cáceres o Badajoz, entre otras paradas, se activaban las alertas y pensaban en si a ellos también les podía tocar la mala ventura que un día atrás sufrieron otros viajeros. Durante la espera en la estación madrileña reinaban los nervios y en sus cabezas resonaban los testimonios de personas que este lunes se vieron en medio del campo, a oscuras, sin calefacción, comida ni posibilidad de ir al baño. No era para menos la preocupación que se palpaba. «He pasado toda la noche dándole vueltas al viaje de hoy», explicaba María del Carmen, de 50 años. Otros, sin embargo, preferían tomárselo con humor. «Esperemos no asistir a la tercera avería en el tercer día del año», decía Luis a este medio mientras que esperábamos los 40 largos minutos en la estación.

El tren no era el mismo pues el vehículo que se averió era de media distancia y éste es un Talgo, pero las vías son las mismas, y ahí radica el problema principal. Solo hay una única vía. Sin doble sentido, y en una comunidad autónoma donde hay más de un millón de habitantes, se hace del todo inviable que los viajes de ida y vuelta sean rápidos. Que sólo exista un carril hace que al cruzarse dos trenes –el de ida y el de vuelta– uno de los dos deba pararse en alguna estación para que no se produzca ningún accidente, lo que dilata los tiempos de viaje. Esta es, junto a Murcia, la única vía que no cuenta con líneas electrificadas y todo ello en sus 725 kilómetros de vía férrea. Ello obliga al uso de locomotoras de tracción diésel. Aunque Renfe ha comenzado a reemplazar de forma gradual los trenes de la serie 598 construidospor otros más modernos de la serie 599, la mejora en lo que a tiempos de viaje respecta no se va a notar. Ambas máquinas alcanzan una velocidad máxima de 160 kilómetros por hora, aunque, de media, apenas alcanzan los 100 kilómetros por hora debido al mal estado de las infraestructuras, informa R. L. Vargas.

Durante el viaje a la capital pacense, a 400 kilómetros de Madrid, no sucede ningún altercado, a pesar del constante traqueteo de los vagones a consecuencia de las viejas vías. El tren no completa el aforo, eso sí. Son vagones cortos en los que hay calefacción, una cafetería y personal que te vende comida. Los baños no están atascados y las condiciones del tren son visiblemente mejores que las del «tren indigno». Reina el silencio y los nervios ya se han calmado. «Parece que todo bien», nos comenta relajado Tomás, que se dirige a Mérida. Sí que notamos los incesantes parones y la lenta velocidad a la que el tren se ve obligado a circular. El mal estado de las vías afecta a aproximadamente 13,55 kilómetros de esta línea, según los datos proporcionados por la plataforma Extremadura en Red a este periódico, lo que obliga a un retraso de unos 10 minutos aproximadamente (sin contar con los 40 de inicio). Desde esta entidad, su portavoz, Antonio García, pide al Gobierno central una «solución inmediata» y recuerda que llevan desde el año 2006 luchando para renovar «las vías del siglo XIX». Desde ese año en los Presupuestos Generales del Estado aparece un acumulado de 2.299.163.000 euros, y un ejecutado acumulado de 1.333.976.000 euros.

De vuelta al Talgo que nos lleva a Badajoz, cuando dan las 19:20 horas, llegamos a Navalmoral (Cáceres), donde 180 personas se quedaron en medio del campo. Esto lo relata Uxía Barrientos, periodista que debía coger el miércoles un avión en Madrid con destino La Coruña. Pero un viaje que duraba cuatro horas se retrasó a once. En Navalmoral se encontró «en medio de la nada. Sólo había campo, ni una farola, ni tan siquiera un camino», recuerda. Su odisea terminó a las cuatro de la mañana en Atocha, cuando deberían haber llegado a las 11. «Coger el tren a Extremadura es como una galletita de la suerte china. No sabes lo que va a pasar», relata.

A las 22:10 el tren llegó a Badajoz sin ningún incidente, sin contar con los casi 40 minutos de retraso al comienzo del viaje.