VOX

Vistalegre rojigualda

El acto de ayer de Vox fue, en lo estético, un inmenso despliegue de banderas españolas de todo tipo y condición.

El líder de Vox, Santiago Abascal, ayer en la plaza de toros de Vistalegre, donde reeditó el éxito del año pasado / Foto: Luis Díaz
El líder de Vox, Santiago Abascal, ayer en la plaza de toros de Vistalegre, donde reeditó el éxito del año pasado / Foto: Luis Díazlarazon

El acto de ayer de Vox fue, en lo estético, un inmenso despliegue de banderas españolas de todo tipo y condición.

Lo explicó Iván Espinosa de los Monteros, maestro de ceremonias de «Vistalegre Plus Ultra», sobre el porqué de la elección de una plaza de toros ubicada en un barrio obrero de Madrid: «Es la zona de la España que madruga». Y siendo domingo, una España, la de Vox, sí que madrugó. Porque a las nueve de la mañana los alrededores del coso ya estaban llenos de afiliados y simpatizantes del partido de Santiago Abascal, que se hicieron notar a base de banderas de España. «Vistalegre Plus Ultra» era la fiesta de Vox y ese fue el sentimiento que primó entre los presentes.

El acto de ayer fue, en lo estético, un inmenso despliegue de banderas españolas de todo tipo y condición. A primera hora, los 150 voluntarios de Vox se afanaban por colocar una en cada asiento –alternando con las del partido– aunque el «pret a porter» rojigualda fue de lo más imaginativo: banderas lisas, banderas con el escudo constitucional, con la cuatribarrada catalana (como los de Cornellá), con el nombre de la provincia (Cádiz, por ejemplo), con el Cid (los de Burgos), con el logotipo de Vox sobreimpresionado, con el emblema de la Legión, con el de la Guardia Civil... Incluso algunas, las menos, con el Sagrado Corazón de Jesús. O, en vertiente histórica, la viaje bandera de los Tercios, con las aspas de Borgoña, que alguno adaptó a los colores del partido colocándose en verde. La enseña española, emblemas de Vox y pulseras al margen, estuvo presente en gorras, tirantes, cinturones, polos, camisetas y camisas, con especial profusión de esas de una marca patriótica con nombre italiano. Incluso algunas señoras se conjuntaron con sus colores, como si fueran las protagonistas de «Las corsarias» en versión 2.0.

Hablando de banda sonora, el diputado Víctor Sánchez del Real fue el encargado de supervisar la cuestión, ejerciendo también de «speaker» desde las diez de la mañana, cuando comenzaron a llegar los primeros invitados. La lista sonora incluyó un breve arranque de «El novio de la muerte» y temas de Loquillo, Leyva, Taburete, Marta Sánchez y Carlos Baute y el «Que viva España», de Manolo Escobar, que sí sonó, aunque temprano. Precisamente Sánchez del Real, por motivos de organización, fue uno de los más madrugadores junto al responsable de Comunicación y también diputado Manuel Mariscal, que llegó a Vistalegre en moto. Otro madrugador fue el concejal por Pozuelo (Madrid) y candidato al Senado por Barcelona Juan José Aizcorbe.

La parte técnica, muy cuidada, fue probada hasta la extenuación. De hecho, y según ha podido saber LA RAZÓN, un día antes tuvo lugar un ensayo general como colofón a las últimas cuarenta y ocho horas de infarto del montaje. «Ha sido el trabajo de un mes pero la última semana y, sobre todo, los dos últimos días, han sido tremendos», explicaba un miembro del partido a este periódico.

Todo para cobijar a más de las 12.000 personas (13.500, según cifras de la organización) previstas, incluyendo a 23 diputados nacionales, 62 diputados autonómicos y el Consejo Ejecutivo Nacional en pleno, recibidos al grito de «Yo soy español, español, español» y aplausos que incluyeron a Alfonso Ussía en uno de los vídeos emitidos en las pantallas. Lo que fueron aplausos para uno, fueron abucheos para otros. Los más sonoros tuvieron como destinatarios a las imágenes de independentistas y feministas radicales, a Quim Torra, a Gabriel Rufián, a Pedro Sánchez, a Pablo Iglesias, a Clara Serra y al secretario general del PP, Teodoro García Egea.

La entrada de «los cuatro de Vox» (Santiago Abascal, Javier Ortega, Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio), a los que se sumó el eurodiputado Jorge Buxadé, fue la que despertó más aplausos tras los momentos «selfie» de turno, en los que tuvo gran éxito Bertrand Ndongo y su chaqueta con el emblema del Cuerpo Nacional de Policía. Al margen de las referencias a la identidad y las raíces cristianas, la principal mención religiosa la firmó Ignacio Garriga, portavoz adjunto del Grupo Parlamentario de Vox, que concluyó con un «Que Dios os bendiga y que bendiga a España».

Por cierto, que la familia de Abascal también estuvo presente. Él mismo informó a la concurrencia de que allí estaban sus cuatro hijos, su esposa, su madre y su abuela.

Una concurrencia que terminó el encuentro con los acordes del Himno Nacional.