El desafío independentista
«Ya te llamaré»
Felipe VI no mostró ningún interés en hablar con Artur Mas durante su visita a la fábrica de Seat; en cambio, Miquel Iceta se fue con una cita en el bolsillo
El Rey Felipe VI y el presidente de la Generalitat, Artur Mas, coincidieron el viernes en la planta que la empresa automovilística Seat tiene en la localidad barcelonesa de Martorell. Presidían un acto conmemorativo de los 30 años del Ibiza. Las crónicas narran la normalidad institucional que presidió un encuentro en el que no hubo discursos. Un hecho absolutamente anormal en el protocolo. El próximo jueves en la sede de Fomento del Trabajo el Rey sí que pronunciará unas palabras.
La normalidad institucional y la cordialidad «que presidió el encuentro» sólo se plasmó en el momento en el que Felipe VI al volante y acompañado por Artur Mas, aparecieron juntos en una de las últimas versiones del León. En el resto de la visita la cordialidad brilló por su ausencia.
El Rey no ocultó en ningún momento su frialdad. En el cóctel que la empresa ofreció al final de la visita departió con los asistentes al margen de Mas. El presidente de la Generalitat tuvo que optar por construir sus propios corrillos. «El ambiente se corta con un cuchillo», comentó un empresario a un dirigente político ante la evidente frialdad entre el Rey Felipe VI y Artur Mas en los aproximados tres cuartos de hora que duró el acto final de los 30 años del Ibiza.
En todo este tiempo, permanecieron por separado. El protocolo también marca que el presidente acompañe al Rey en su deambular entre los invitados. El Rey se preocupó de que fuera así manteniendo a distancia al presidente catalán. No le llamó en ningún momento.
La distancia no fue exclusiva del final del encuentro. Durante la visita a la fábrica apenas se cruzaron palabra. Es más, en un momento de la misma, el Rey giró sobre sus talones y se acercó al primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta. «Ya te llamaré», le dijo. No estaban solos. Las palabras del Rey las pudieron oír varias personas que iban en la comitiva. Mas también las oyó. El Rey quedó con Miquel Iceta delante de Mas. El Rey prosiguió el recorrido por las instalaciones de Seat. Siguió sin preocuparse en disimular su frialdad para con el presidente catalán.
La normalidad institucional sólo existió en la más estricta formalidad. La realidad, como han podido constatar algunos de los presentes consultados, era fría como el hielo, el ambiente «se podía cortar con un cuchillo». No hubo discursos, pero no hizo falta. El Rey no mostró ningún interés por hablar con Mas. En cambio, Miquel Iceta se fue con una cita en el bolsillo.
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