Familia

Mis padres, mis héroes

Como cada 20 de noviembre, Unicef celebra el Día Universal del Niño. El objetivo es dar visibilidad a los derechos de la infancia y concienciar por el bienestar y el desarrollo de los más pequeños en cualquier parte del mundo

Lo cierto es que poco han cambiado los niños respecto a unas generaciones atrás: quieren correr, jugar, estar con sus amigos, ¡y parecerse a sus padres!
Lo cierto es que poco han cambiado los niños respecto a unas generaciones atrás: quieren correr, jugar, estar con sus amigos, ¡y parecerse a sus padres!Samer Daboullarazon.es

María tiene ocho años y quiere ser investigadora como su padre, que “hace muchos experimentos para poder curarnos cuando estamos malitos”. A Adrián, de seis, le encanta correr igual que a su madre, atleta profesional. La figura del padre o la madre como los héroes de la infancia, ha existido siempre, pero parece que hoy, en los tiempos de las prisas y los compromisos laborales, se ha reforzado. Porque son también los tiempos de unos padres más conscientes que nunca de la importancia de su papel.

Como cada 20 de noviembre, Unicef celebra el Día Universal del Niño. El objetivo es dar visibilidad a los derechos de la infancia y concienciar por el bienestar y el desarrollo de los más pequeños en cualquier parte del mundo. ¿Su premisa? Que todos los niños tienen derecho a la salud, la educación y la protección. Tres cosas que están íntimamente relacionadas y que precisamente dependen, en buena medida, de los padres (también del personal docente y sanitario, las administraciones públicas, las empresas…). Y no solo en países desfavorecidos, donde el hambre o las necesidades básicas son el problema más acuciante. También aquí, donde éstas están en general cubiertas, muchos niños pueden tener a veces carencias de otro tipo como falta de atención o de cariño. Por eso conviene preguntarse, especialmente en un día como hoy, qué quieren ellos de verdad. Y escucharles.

Lo cierto es que poco han cambiado los niños respecto a unas generaciones atrás: quieren correr, jugar, estar con sus amigos, ¡y parecerse a sus padres! Porque cuando les preguntamos a quién quieren parecerse de mayores, aunque los ídolos ‘de siempre’ siguen estando ahí -iconos del fútbol o la televisión, o nuevas estrellas de las redes sociales-, para casi un 40% de los menores de ocho años, los referentes aspiracionales son sus padres. Según una consulta realizada por Lingokids, plataforma digital especializada en el aprendizaje de inglés en edades tempranas, son ellos las figuras a las que más admiran y a quienes más les gustaría parecerse. En la lista también aparecen, claro, deportistas como Sergio Ramos, cantantes como Camila Cabello, youtubers como Ryan ToysReview, o incluso activistas sociales como Greta Thunberg, pero a cierta distancia de quienes les dieron la vida.

Es probable que la causa sea que los progenitores, afortunadamente, son cada vez más conscientes de la necesidad de conciliar, de estar presentes en el día a día de sus hijos, de conocer sus necesidades e intereses. La Dra. Suzanne Barchers, directora del Consejo Educativo de Lingokids, afirma que la relación entre padres e hijos ha cambiado enormemente con respecto a generaciones anteriores: “Muchos padres de ahora se esfuerzan por adoptar una posición de igualdad frente al autoritarismo de otras épocas. Quieren que sus hijos les perciban como amigos, están muy pendientes de ellos, de sus cosas, de lo que les preocupa, quieren hacerles vivir experiencias que complementen su formación y les enriquezcan como personas”, sostiene.

A su manera los niños reclaman esa atención, y aseguran que las actividades en familia son sus momentos favoritos (para el 43% según la misma consulta), por delante de la práctica de algún deporte o de jugar a ser cantante. “Me encanta cuando ayudo a papá a hacer la paella los domingos, nos sale riquísima”, pone de ejemplo Lucía, de siete años.

Y sí, cada vez es más habitual que tanto padres como madres se impliquen no solo en qué comen o cómo visten, sino también en el seguimiento de sus estudios o en ‘prepararse’ para sus interacciones con ellos. “He retomado el inglés por mis hijos. Ellos cada vez aprenden más en el cole, y quiero estar a su altura para poder ir juntos a conciertos o al teatro en inglés”, comenta Ana, madre de dos chicos de nueve y cuatro años.

Lo mismo sucede con la tecnología o las redes sociales, que muchos descubren a marchas forzadas para no quedarse desplazados en sus conversaciones o en sus intereses. Afortunadamente, hoy día cuentan con mucha ayuda de fuentes fiables donde encontrar pautas para guiarse a la hora de abordar la educación de sus hijos. “Desde Lingokids queremos ser también un apoyo para ellos en este sentido, y por eso hemos incluido en nuestra plataforma de contenidos un apartado especial para padres, en el que pueden encontrar recursos para reforzar la formación en valores de sus hijos”, añade Barchers.

Herramientas que complementan a unos padres muchas veces faltos de tiempo, pero siempre preocupados por el bienestar de sus hijos. Hacer felices a los niños es un deber de toda la sociedad que repercutirá en un futuro protagonizado por adultos felices.