Mascarillas

¿Provoca la mascarilla problemas respiratorios?

es una evidencia que los casos de gripe común y otro tipo de infecciones respiratorias han caído de forma drástica en este periodo, y la única cosa diferente que hemos hecho, es llevar mascarilla.

es una evidencia que los casos de gripe común y otro tipo de infecciones respiratorias han caído de forma drástica en este periodo, y la única cosa diferente que hemos hecho, es llevar mascarilla.
es una evidencia que los casos de gripe común y otro tipo de infecciones respiratorias han caído de forma drástica en este periodo, y la única cosa diferente que hemos hecho, es llevar mascarilla.UNSPLASH

El uso de mascarillas es algo habitual en algunos sectores y culturas mucho antes que apareciera la pandemia Covid-19, con el fin de protegernos o proteger a los demás ante un riesgo para la salud. En Asia, por ejemplo, siempre ha sido habitual su uso cuando un individuo tiene una infección respiratoria, o simplemente un resfriado. Se pone mascarilla cuando está con otras personas para disminuir y evitar el riego de contagio. Los cirujanos llevan mascarilla en los quirófanos, así como todo el personal que trabaja en los mismos para evitar o reducir la contaminación del aire y el contagio a los pacientes.

Los dentistas utilizan mascarillas en las intervenciones con doble objetivo, disminuir la contaminación de su cliente, pero también para protegerse así mismo del propio paciente, recordemos que la boca es una zona en la que hay múltiples microorganismos que pueden ser exhalados por aerosol, al utilizar aparatología.

También se utilizan en ambientes de trabajo en los que se produce mucho polvo o tóxicos, por ejemplo, bomberos, pintores en ciertas fábricas de cemento o plástico y un sinfín de situaciones. Recordemos que también es aconsejable el uso de mascarillas cuando el grado de polución de una ciudad es muy alta. Últimamente se cuestiona su uso continuado y lo cierto es que no hay evidencia científica que demuestre que su uso produzca una hipoxia, cuya definición según la RAE es “déficit de oxígeno en un organismo”.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) en sus “recomendaciones sobre el uso de mascarillas en contexto Covid” no relata la hipoxia entre los posibles riesgos de su utilización en personas sanas, sí hace referencia a personas con ciertas patologías respiratorias crónicas como el asma. El motivo es que este tipo de pacientes suelen presentar disnea (“dificultad para respirar”” falta de aire”), pero no todos los pacientes con patologías respiratorias tienen porqué presentarlas. Cada caso es particular, en general pueden soportar bien las mascarillas quirúrgicas y será el neumólogo o el médico de familia quien le oriente acerca de este punto.

Pero ¿qué dicen los expertos en neumología acerca del daño que las mascarillas pueden provocar en el aparato respiratorio? Básicamente que el uso prolongado de mascarillas puede producir incomodidad, pero no daña los pulmones. Aunque existe controversia en el mundo científico

En el BMJ encontramos un artículo publicado en abril de 2020, que concluye que las máscaras faciales dificultan la respiración, en personas con EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) , aumentan la cantidad de aire inhalado y exhalado, y puede empeorar la carga viral de Covid-19 y su condición clínica.

Neumólogos y científicos de prestigio publicaron en septiembre de 2020, un artículo en la revista European Respiratory Journal en el que concluyen que no hay suficiente evidencia científica para afirmar que la no utilización de la mascarilla evita un ataque de asma o una exacerbación de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) u otras enfermedades pulmonares, y que eximir a estos pacientes de su uso puede aumentar el riesgo de contagio por Covid-19.

Otro colectivo en el que se ha instaurado el uso de mascarillas prácticamente durante toda la jornada laboral es el personal sanitario.

Citaremos dos artículos que pueden darnos una idea del abordaje científico, uno de ellos publicado en el Journal of Infectious Diseases and Epidemiology, que concluye que el uso prolongado de mascarillas por los profesionales sanitarios durante covid-19 ha causado efectos adversos como dolores de cabeza, erupción cutánea, acné, descomposición de la piel y deterioro de la cognición en la mayoría de los encuestados. Algunos efectos secundarios que se describen en este estudio, como los dolores de cabeza, los podemos encontrar en la página de la OMS cuando se refiere a efectos secundarios por el uso de mascarillas.

Otro estudio “Malestar y esfuerzo asociados con el desgaste prolongado de la protección respiratoria en un entorno de atención médica”, publicado en DOI: hicieron un ensayo de campo múltiple en 27 profesionales de la salud, entre 27 y 65 años que llevaban mascarilla durante 8 horas con períodos de doffing (“quitarse”) de 2 horas, y antes de cada uno se midió su percepción subjetiva: la incomodidad era directamente proporcional al tiempo de uso de la mascarilla, sin embargo no afectaba de forma significativa al esfuerzo , pero las molestias pueden interferir en las tareas profesionales de los trabajadores, y este artículo fue publicado en diciembre de 2011, mucho antes de la pandemia que vivimos, por tanto no hay ningún tipo de influencia en este sentido.

Otro tema que está en controversia es el uso de mascarillas durante el ejercicio.

Es obvio que cuando hacemos ejercicio hiperventilamos, y que esta palabra que hemos oído tanto “los aerosoles”, hace que las partículas virales exhaladas se expandan y difundan con mucha más extensión, fuerza y diseminación, por tanto, en un sentido estricto, al hacer ejercicio, más que nunca deberíamos utilizar mascarillas, con independencia de la legislación que hay que cumplir.

Pero qué ocurre a nivel práctico, que la mascarilla se “babea”, se humedece, respiramos sobre una mascarilla mojada cargada de microrganismos de nuestra propia boca, en definitiva, cualquiera de nosotros, cuando lo imaginamos, podemos concluir que demasiado higiénico no es. Por ello se recomienda el uso de la mascarilla por el “principio de precaución” y no porque exista una eficacia absoluta demostrada científicamente

Ante esta situación, ¿qué recomendamos, gimnasios si o no? Pues depende, si están bien ventilados, desinfectan las instalaciones adecuadamente, podríamos hacer ejercicio con mascarilla e ir cambiándolas cuando se humedezcan. Otra opción sería tener en casa cinta andadora, bici estática, elíptica o cualquier dispositivo que nos permitiera hacer ejercicio aeróbico sin mascarilla, disponiendo de algunos instrumentos básicos para tonificar musculatura, y, si es bajo el asesoramiento de un entrenador personal, pues sería otra forma de enfocar el problema.

Ejercicio al aire libre, realmente si respetáramos una distancia de seguridad no sería necesario el uso de mascarillas, lo que ocurre es que no lo hacemos, y hay mucha gente que corriendo no mantiene la distancia y está próxima, en esta situación el uso de mascarilla sería recomendable, y cambiarla cuando se humedezca,

Habría una forma fácil de solucionar este problema que sería el establecer “circuitos”, es decir que la gente no se pueda cruzar, entrada y salida, tipo “rueda”, pero en la práctica real no se está haciendo esto, por tanto, precaución, lo ideal es hacer ejercicio al aire libre con distancia y sin mascarillas. En resumen, debemos adaptarnos a la situación que vivimos y elegir la mejor opción.

Personalmente no estoy segura de que al hacer un ejercicio con mascarilla no aumente el anhidridocarbónico (CO2) cuando estamos hiperventilando con una mascarilla, porque es cierto que la mascarilla no es un dispositivo estanco el aire circula, pero la concentración de CO2 aumentará, por tanto, seamos prudentes.

Vamos a desmontar algunas ideas que no tienen ninguna base científica sobre las mascarillas:

1. No producen hipoxia.

2. No producen acidificación de la sangre.

3. No producen aumento de ácido láctico.

4. No producen retención de CO2.

5. No debilitan el sistema inmunitario.

En resumen, el uso de mascarillas en personas sanas no produce patología pero sí incomodidad, por tanto es muy recomendable quitársela cuando sea posible y se está en ambiente seguro, y cuidar la piel, utilizar spray de agua sobre la piel de la cara, hidratarse bien, llevar unas mascarillas cómodas, que no presionen sobre el pabellón auditivo, pero que ajusten bien, cambiarlas cada 4 horas de uso, evitar espacios concurridos, en todo caso, estar el mínimo tiempo posible, seguir la “tríada de la seguridad”: mascarilla, higiene de manos y distanciamiento.

En personas que presenten patologías respiratorias deben consultar con su especialista que valorará beneficio/riesgo del uso de mascarillas y le dará las pautas pertinentes en cada caso, pero, en general, seguirán los mismos consejos que las personas sanas.

Al ejercicio un sí rotundo a las mascarillas, sin ellas siempre que sea posible y tengamos la opción. Al aire libre, mejor que mejor.

Una mención especial a los “negacionistas”, no se trata de entrar en polémicas acerca de si el uso de mascarillas es efectivo o no, hay datos que podemos consultar en fuentes oficiales, pero también mediante la observación de nosotros mismos y la gente que nos rodea, y es una evidencia que los casos de gripe común y otro tipo de infecciones respiratorias han caído de forma drástica en este periodo, y la única cosa diferente que hemos hecho, es llevar mascarilla.

Siempre hay que valorar el beneficio/riesgo, y contagiarse de Covid-19 puede producir enfermedad grave y muerte, la decisión es sólo tuya, pero en todo caso, decide con responsabilidad y no perjudiques a los demás. Siguiendo el “principio de precaución” ya citado (OMS): el uso de mascarillas probablemente superará cualquier desventaja potencial.

Vicenta Llorca es médico.