Embarazo

Anemia y embarazo, un binomio muy común

Si tienes anemia debes tratártela, es vital para un embarazo y parto saludable

Anemia y embarazo, un binomio muy común
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Tener anemia en el embarazo es muy común. No es algo grave pero sí es importante tratarla para evitar complicaciones futuras como parto prematuro o bebé con poco peso al nacer.

Anemia y mujer son dos conceptos que van muy unidos, especialmente mientras la mujer es fértil, es decir, desde que le llega la regla hasta que le llega la menopausia por la pérdida de sangre en la menstruación. En el embarazo, que no hay regla, también hay riesgo de padecerla porque la cantidad de sangre en el cuerpo de la mujer aumenta hasta un 50 por ciento más de lo usual. Por lo tanto, necesita más hierro con el fin de producir más hemoglobina para toda esa sangre adicional que se suministrará al bebé y a la placenta.

Sin embargo, no hay que preocuparse, hay que ocuparse. Tener anemia en el embarazo es algo totalmente normal y corriente. De hecho hasta el 95% de las embarazadas la padecen. No es algo grave aunque sí que hay que tratar de controlarla para evitar, entre otras cosas, tener un parto prematuro o un bebé con bajo peso.

¿Qué es exactamente la anemia?

Se define como el descenso en la proporción de glóbulos rojos y en la cantidad de hemoglobina, por debajo de los 11 gramos. Se estima que entre un 25-50% de las mujeres embarazadas pueden sufrir este tipo de anemia, que es fisiológica, o considerada dentro del curso normal del embarazo.

¿Cómo se sabe que la mujer tiene anemia?

La anemia puede dar síntomas o no. De ahí que el ginecólogo solo pueda saber a ciencia cierta con analíticas. Por eso es tan importante hacerse una cada trimestre (ver artículos sobre cuidados del embarazo en el primer, segundo y tercer trimestre) Cuando da síntomas estos suelen ser: Cansancio y fatiga, palidez y taquicardia. Todo esto es debido a que al haber menos glóbulos rojos que puedan transportar oxígeno por la sangre, el corazón debe trabajar más aumentando la frecuencia cardíaca. Y esto generalmente asusta mucho aunque no es grave. Pero hay que tratarlo.

Anemia ferropénica

A menudo, puede verse empeorada por el déficit en los niveles de hierro. A este tipo de anemia se le denomina “anemia ferropénica”, y es frecuente también en el embarazo. Realmente hablamos de una anemia “mixta” en muchos casos de anemia en el embarazo.

Los requerimientos de hierro durante el embarazo aumentan un 30% aproximadamente. Ello hace que en muchas ocasiones sea necesario suplementar con hierro oral a la mujer embarazada. La cantidad requerida está en torno a 30 mg al día. Hoy, la mayoría de los preparados farmacológicos de hierro oral ya llevan esa cantidad de hierro. Se debe tomar en ayunas, evitando los lácteos, con agua o cítricos para favorecer su absorción.

Dieta rica en hierro

Además del hierro oral, el obstetra prescribirá a la embarazada una dieta rica en hierro para cubrir la dosis de hierro adecuada.La carne roja es la mejor opción, aunque la carne de ave (carne oscura), otras carnes y los mariscos también son buenas fuentes. Entre los alimentos ricos en hierro que no provienen de animales se encuentran los siguientes: legumbres, tofu, pasas, dátiles, ciruelas, higos, albaricoques, patatas (con piel), brócoli o brécol, remolachas, vegetales de hoja verde, panes integrales y cereales fortificados con hierro. Es importante tener en cuenta que el cuerpo absorbe mejor el hierro de fuentes animales (hierro hemínico) que de fuentes no animales (hierro no hemínico).

En el caso de que la madre sea vegetariana y/o vegana deberá especificárselo al obstetra para que le indique qué suplementos tomar. Esto es muy importante que se lo tome en serio para no tener problemas después de nutrición en la lactancia de mala absorción del hierro y posible desnutrición del lactante.

¿Qué repercusiones tiene la anemia en el bebé?

La naturaleza ha hecho las cosas perfectas y el bebé tiene sus necesidades dentro del útero cubiertas ya que él toma primero el hierro antes que la madre. Sin embargo cuando nace y si la madre no toma el suficiente hierro mientras amamanta, el bebé puede tener ese déficit que la madre le pasa a través de la leche.

Este artículo se ha hecho en colaboración con la clínica ginecológica Bmum