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¿Cómo se supera una ruptura amorosa?

El dolor por la ruptura de un matrimonio o relación de pareja es tan doloroso que muchas personas precisan de ayuda psicológica para superarlo

Eric Ward on Unsplash
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El dolor por la ruptura de un matrimonio o relación de pareja es tan doloroso que muchas personas precisan de ayuda psicológica para superarlo.

Cuando nos enamoramos, en nuestro cerebro se activa el sistema de recompensa, que comienza a segregar las llamadas “hormonas de la felicidad”: endorfinas, dopamina, oxitocina y serotonina. Esta zona cerebral asimismo, es la que se encuentra relacionada con las adicciones y por ello ante un desamor experimentamos sensaciones parecidas al síndrome de abstinencia, ya que nuestro cerebro continúa esperando recibir esa fuente de gratificación por parte de la pareja. Al no recibirlo, como ocurre con las adicciones, este sistema incrementa la intensidad de la demanda, provocando que pongamos en marcha conductas impulsivas o poco racionales con tal de lograr algo de afecto (mandar un mensaje a nuestro ex, iniciarnos en relaciones de paso sin sentido, etc.)

Sin embargo, no todo está perdido. Algunos estudios realizados mediante escáner cerebral muestran que tras una ruptura se produce una actividad especial en el córtex prefrontal, relacionado con la personalidad, la toma de decisiones y la planificación, lo que indica que a pesar de sentirnos hundidos y perdidos, nuestro cerebro ya se encuentra trabajando para recuperar el equilibrio emocional y tomar el control de nuestra conducta.

¿Cuáles son las claves para recomponerse tras una ruptura?

Cuando vivimos un desengaño amoroso, el funcionamiento neuronal es muy similar a cuando perdemos a un ser querido, de modo que el proceso es parecido a las fases que atravesamos durante el duelo. En esta dirección, va a ser muy importante la aceptación, ya que entre estos pacientes, es común que refieran su deseo de que la situación pase cuanto antes y dejar de sentir dolor. De este modo, será primordial aceptar la tristeza como una parte natural del proceso, por el cual tenemos que pasar necesariamente, igual que aceptamos el dolor al limpiar una herida, sabiendo que es necesario para su curación.

Vivimos en una sociedad en la que se nos ha preparado para rechazar emociones como la tristeza o el enfado y pretender encontrarnos siempre bien, pero lo cierto es que forman parte de nosotros y son necesarias para nuestra supervivencia. Tras una ruptura, es común que de pronto sólo seamos capaces de recordar los momentos felices, idealizando a nuestra ex pareja. El responsable es nuestro cerebro demandando su dosis de hormonas de la felicidad y las consigue a través de los recuerdos, haciéndonos revivir los momentos de alegría en la relación. Tenemos que tomar conciencia de ello y tratar de tener presentes las causas que motivaron la separación.

Por otro lado, es importante asumir nuestra parte de responsabilidad en lo sucedido, aceptando que una relación es cosa de dos y que en la mayoría de los casos de algún modo, ambos contribuyen a la aparición de los problemas. Esto nos ayuda a tener una perspectiva más realista de lo sucedido, a aprender de nuestros errores y a percibir el control interno de la situación, en lugar de concebirnos como barquitos de papel movidos por el viento y la marea.

Finalmente, igual que debemos responsabilizarnos de nuestra parte del problema, debemos hacerlo con su solución. El dolor y la tristeza no van a desaparecer de repente, pero nuestra capacidad para disfrutar sigue activa. Por ello tenemos que buscar actividades placenteras, que nos aporten momentos de satisfacción para disfrutar del aquí y el ahora.

En cuanto a la nueva rutina, ¿qué actividades ayudan y cuáles pueden perjudicarnos?

Quedarnos en casa encerrados llorando por nuestro amor perdido, recordando y admirando fotos de los momentos en que fuimos felices es tentador, pero poco conveniente. Igualmente ocurre con la tendencia a hacer averiguaciones sobre la otra persona, llamarle o escribirle mensajes, revisar su perfil y contactos en redes sociales y atosigar a sus familiares y amigos preguntando sobre él o ella. Con ello obtenemos gratificación inmediata, pero caemos en la trampa de aferrarnos al pasado.

Aunque en un principio no tendremos ganas, debemos facilitar momentos para las relaciones sociales, rodearnos de nuestros seres queridos, pasar tiempo con los amigos. Esto generará emociones positivas y nuevas oportunidades de interacción con otros. Si hay algún tipo de actividad que siempre quisiste hacer y por circunstancias no pudiste, este es el momento para lanzarte, empezar a vivir nuevas experiencias y construir un nuevo presente.

Tener el corazón roto y pensar: “nunca voy a poder superar este dolor” es común. ¿Cómo combatir esa idea?

¿Cuánto tiempo tarda un corazón en curarse? Cuando nos enfrentamos a un desamor, debemos atravesar varias etapas hasta lograr superarlo. Los resultados de una investigación llevada a cabo por la University College London y la Binghamton University hablan de un período entre seis meses y dos años de duración para completar el proceso. No obstante, el tiempo necesario para recomponerse tras una ruptura, dependerá de muchos factores como el tiempo que ha durado la relación, lo significativa que esta haya sido para la persona, si hay hijos en común, la edad, las causas de la ruptura, así como el tipo de apego.

En personas con apego seguro, el proceso de ruptura será más llevadero, ya que se trata de personas que saben regularse, pedir ayuda cuando lo necesitan y apoyarse en su red social de forma natural. Sin embargo, cuando existe algún fallo en el apego, sea del tipo que sea, puede dificultarnos el proceso de superación.

Si pasado ese periodo de seis meses a dos años, sentimos que no hemos superado la separación, es posible que necesitemos ayuda profesional que nos dote de los recursos necesarios para hacer frente a la ruptura.

¿Es cierto aquello de: “un clavo saca a otro clavo”? es decir, ¿es bueno para uno (emocionalmente hablando, para su autoestima, etc.,) comenzar con una nueva pareja cuando aún no se ha olvidado a la anterior?

El efecto de iniciar una relación cuando aún estamos recuperándonos del golpe emocional, dependerá de las circunstancias y la calidad de la nueva relación construida. Si bien es cierto que a nivel psicológico, lo ideal sería poder completar el proceso de duelo y una vez finalizado, embarcarnos en una nueva relación, a veces la vida no espera a que estamos preparados y pone en nuestro camino a una persona especial que nos llena y con la que nos apetece compartir nuestra vida.

Sin embargo si forzamos el inicio de una nueva relación cuando no nos sentimos preparados ni especialmente ilusionados con la otra persona, corremos el riesgo de embarcarnos en una relación rebote simplemente como intento de ocupar nuestra mente y llenar el vacío que la otra persona dejó. Entablar una relación de este tipo cuando aún no hemos olvidado a la otra persona no sería recomendable por dos motivos: la nueva pareja no podrá llenar ese vacío y posiblemente acabaremos haciéndole daño.

Laura García Valdivieso es psicóloga en Grupo Laberinto.