Así es la catedral más antigua de España
Así es la catedral más antigua de España
Su historia se remonta al siglo VI, cuando se fundó una de las primeras sedes episcopales de la Península Ibérica
A apenas cinco kilómetros de la costa lucense de Foz, se encuentra la que muchos consideran la catedral más antigua de España: la basílica de San Martiño de Mondoñedo. Desde 2007 ostenta el rango de basílica y busca ahora ser declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Una doble sede episcopal en tiempos de invasiones
La historia de San Martiño de Mondoñedo comienza en los siglos V y VI, cuando las invasiones anglosajonas obligaron a muchos cristianos bretones a cruzar el canal de la Mancha para refugiarse en la costa lucense. En torno al año 560 fundaron una sede episcopal en Bretoña (actual municipio de A Pastoriza), reconocida en documentos antiguos como el Parroquial Suevo. Años después, en el siglo IX, la presión de las incursiones vikingas y de la expansión musulmana en la Península Ibérica obligó también al obispo de Dumio (actual Braga, Portugal) a trasladarse a estas tierras.
Así, durante un breve pero significativo período, San Martiño se convirtió en una sede episcopal doble: britoniense y dumiense. Este carácter confirió a la iglesia una importancia única en el panorama eclesiástico del momento. Sin embargo, las amenazas constantes obligaron a trasladar la sede a un lugar más seguro y alejado del mar. Fue la reina Urraca quien, en 1112, formalizó el traslado de la catedral a Valibria, la actual ciudad de Mondoñedo.
Un templo entre el románico y la leyenda
La iglesia actual se levantó sobre un templo anterior de origen prerrománico y conserva elementos arquitectónicos que abarcan desde el siglo VI hasta el XII. Se trata de una construcción del románico inicial, con influencias lombardas poco frecuentes en el noroeste peninsular, donde dominaba el estilo borgoñón introducido por el Camino de Santiago.
Su planta basilical presenta tres naves separadas por arcos y cubiertas de pizarra, con tres ábsides semicirculares decorados con bandas lombardas y arquillos ciegos. En el exterior, destacan los contrafuertes macizos y una portada occidental con arco de medio punto, columnas visigóticas, tímpano con crismón y el Cordero de Dios. La torre-campanario adosada y los abundantes canecillos esculpidos completan el conjunto arquitectónico.
En el interior, la sobriedad arquitectónica contrasta con la riqueza de sus capiteles historiados, que narran escenas bíblicas como la Última Cena o la degollación de San Juan Bautista. El altar mayor alberga un retablo pétreo único, y sus pinturas murales del siglo XII están entre las mejor conservadas del románico gallego.
El legado de San Gonzalo
Uno de los personajes más vinculados a San Martiño es San Gonzalo, obispo considerado santo y gran impulsor de la iglesia. En la capilla sur se conserva su sepulcro y un pequeño museo donde se exhiben su anillo y su báculo, conocidos como el Tesoro de San Gonzalo. La tradición local le atribuye varios milagros, como el de la fuente de la Zapata, donde se dice que brotó agua al lanzar una de sus zapatillas, y el de la protección de la ría de Foz tras frenar una incursión pirata gracias a sus rezos.
De catedral a parroquia rural
Con el traslado de la sede episcopal a Mondoñedo y la posterior exclaustración de la comunidad agustiniana en el siglo XVI, San Martiño fue perdiendo peso institucional. En el siglo XVII pasó a ser iglesia parroquial, función que mantiene hasta hoy, pero sin perder su carácter monumental. Declarada Monumento Nacional en 1931 y Bien de Interés Cultural, San Martiño sigue siendo un lugar de peregrinación, visita y reflexión.