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Cultura

Así son las pallozas milenarias de Galicia que ahora se pueden visitar los fines de semana

Este conjunto etnográfico constituye uno de los patrimonios arquitectónicos más singulares del Camino Francés

Pallozas de O Cebreiro. Museos de Galicia

En lo alto de la montaña lucense, donde Galicia recibe a los peregrinos que cruzan el Puerto de Pedrafita, las cumbres suelen envolver en niebla una aldea que parece detenida en el tiempo. Allí, en O Cebreiro, las pallozas, esas viviendas ancestrales de muros bajos y techos de paja, resisten desde hace más de dos mil años el paso de las estaciones, el viento del norte y la nieve. Ahora, este tesoro etnográfico podrá ser redescubierto cada fin de semana gracias a la apertura promovida por la Xunta de Galicia.

Desde este mes de abril, el conjunto etnográfico de las pallozas de O Cebreiro, en el municipio de Pedrafita, permanecerá abierto al público los sábados y domingos en horario de 9.00 a 14.00 horas. La iniciativa, impulsada por la Consellería de Cultura, Lingua e Xuventude, permitirá realizar visitas guiadas a la palloza de Xan López, reconvertida en museo, y conocer también el entorno en el que se conservan otras tres edificaciones tradicionales: Quico, Galán y Campelo.

El objetivo, según indica la Xunta, es potenciar el valor cultural y patrimonial de estas construcciones únicas, consideradas Bien de Interés Cultural desde 1969 y parte del Patrimonio Mundial del Camino de Santiago desde 1993. Además, se pondrán en marcha actividades didácticas y de ocio vinculadas a la vida tradicional de la montaña lucense.

Arquitectura popular

Interior de una palloza. Museos de Galicia

Las pallozas, cuyo origen se remonta posiblemente a la época celta, son viviendas de planta ovalada o circular, construidas con piedra, madera de roble y techumbre de paja de centeno. Su diseño responde a una lógica ancestral de adaptación al entorno: la forma redondeada distribuye mejor el calor, el tejado espeso resiste el peso de la nieve, y los muros bajos y gruesos aíslan del frío extremo.

Durante siglos, estos espacios compartieron funciones agrícolas, ganaderas y familiares. En una sola palloza podían convivir hasta diez personas junto con el ganado, distribuidos en un interior sencillo, sin revestimientos, con zonas separadas por tabiques de madera o piedra que no llegaban al techo. El fuego permanecía encendido todo el día, y el pajar se situaba en la parte superior.

Cada una de las pallozas del conjunto de O Cebreiro ofrece un enfoque temático: la palloza de Xan López muestra la vida cotidiana; la de Quico, la economía de montaña; Galán, la adaptación al medio; y Campelo funciona como almacén y sala multiusos.

Historia y leyenda

Pero O Cebreiro es más que un conjunto etnográfico, supone también una de las paradas más emblemáticas del Camino Francés. A escasos metros de las pallozas se encuentra el santuario de Santa María la Real, famoso por el milagro eucarístico del siglo XIV que, según la leyenda, inspiró incluso a Richard Wagner para su ópera Parsifal.

La aldea fue también lugar de paso de los Reyes Católicos y hogar de Elías Valiña, el párroco que impulsó la recuperación moderna del Camino de Santiago y la icónica flecha amarilla que guía a miles de peregrinos cada año.