El botelo es uno de los embutidos más típicos y codiciados la cocina tradicional gallega. Típico de las comarcas orientales de Lugo y Ourense (con especial arraigo en O Barco de Valdeorras y A Fonsagrada), este producto es el protagonista de varias fiestas gastronómicas que rinden homenaje a su sabor y singularidad.

Elaborado con el estómago del cerdo (llamado "bandullo" en Galicia), el botelo se rellena principalmente de costilla de cerdo, aunque puede incorporar también cachucha, espinazo, cortezas o carnes magras.

Tras ser adobado con ajo, sal, pimentón y orégano, el relleno se embute, se cose y pasa por un proceso de ahumado de unas 30 horas con madera de roble. Después, viene la curación, que puede extenderse hasta tres semanas.

Su aspecto redondeado es inconfundible. El botelo es de textura firme, con un aroma intenso y un peso que oscila entre los 500 gramos y los 5 kilos, según el tipo de envoltorio utilizado. En Valdeorras, por ejemplo, se distingue entre el "botelo" (embutido en estómago) y el "pigureiro" (embutido en el ciego), este último más parecido al botillo berciano.

El botelo se consume siempre cocido, y su preparación exige tiempo y paciencia, mucha paciencia. Es recomendable envolverlo en un paño de tela para evitar que se rompa durante una cocción lenta y prolongada (alrededor de una hora por kilo) en una olla con abundante agua. En los últimos minutos se le añaden patatas, grelos o repollo, e incluso chorizos.

Antiguamente, su consumo estaba vinculado a la temporada del carnaval o entroido, ya que se degustaba tras la matanza, cuando los embutidos habían madurado. Hoy, aunque sigue siendo el preferido del invierno, se puede disfrutar durante todo el año.

Fiestas como la "Festa do Botelo" de O Barco de Valdeorras, declarada de Interés Turístico de Galicia, rinden homenaje a este producto.