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Fin del debate: aquí nace realmente el río Miño

Entre las montañas de Lugo se entrelazan teorías científicas y leyendas que han alimentado el misterio sobre la fuente de este gran río

Fin del debate: aquí nace realmente el río Miño
Fin del debate: aquí nace realmente el río MiñoConcello de Meira

El río Miño, el principal cauce fluvial de Galicia y uno de los más significativos de España, es conocido por su extenso recorrido de 315 kilómetros que atraviesa tres provincias gallegas y termina su trayecto en el Atlántico, en A Guarda. Su importancia histórica, económica y cultural ha sido clave para el desarrollo de la región. Sin embargo, uno de los grandes misterios que ha despertado el interés de geógrafos, historiadores y turistas es el lugar exacto donde nace este emblemático río.

Durante años, dos localizaciones han sido motivo de debate: el Pedregal de Irimia, en el municipio de Meira, y la Laguna de Fomiñá, en A Pastoriza. Aunque ambas han sido señaladas como posibles fuentes del río, estudios recientes han logrado despejar la duda, señalando al Pedregal de Irimia como el verdadero origen.

Este pedregal, situado a una altitud de 695 metros sobre el nivel del mar, está formado por una morrena periglacial, es decir, un gran acumulado de piedras arrastradas y depositadas por un glaciar hace entre 10.000 y 20.000 años. Desde allí, las aguas del Miño emergen entre las rocas para formar el curso principal que, a lo largo de su recorrido, recoge los afluentes de varios ríos y arroyos.

Por otro lado, la Laguna de Fomiñá, un afloramiento de aguas cársticas en A Pastoriza, ha sido considerada una fuente importante de las aguas del Miño, al sumarse a su caudal poco después del nacimiento. Este paraje natural, además de su valor hidrográfico, cuenta con una rica biodiversidad y está protegido como parte de la Reserva de la Biosfera, ofreciendo un atractivo turístico con senderos y pasarelas de madera que permiten disfrutar de la belleza del entorno.

Laguna de Fomiñá
Laguna de FomiñáVen a Galicia

A pesar de que las evidencias geológicas apuntan al Pedregal de Irimia como el origen más alto y cercano, las leyendas que rodean ambos lugares siguen vivas. En el caso del Pedregal, se habla de la "meiga Irimia", que habría lanzado piedras a los monjes para evitar que bebieran de sus aguas, lo que, según cuenta la tradición, hizo que las piedras se distribuyeran por la ladera, dando origen al paisaje actual. También existe la leyenda de un matrimonio mal avenido y la creencia popular de que el río surgió de la sangre derramada por el marido tras un fatal incidente con un pájaro gigante.

Además de su atractivo geográfico, el Pedregal de Irimia cuenta con esculturas que rinden homenaje al paisaje y las leyendas de la zona, como las obras de Manuel Pardo, el "Pregoeiro do Tempo" y el "Altar de Prisciliano", que complementan la experiencia cultural y natural del lugar.