Festival de Málaga
Así fue Bululú, la fiesta posterior al Festival de Málaga
Un año más, Bululú se convierte en el ritual de encuentro para quienes dan vida al cine y la cultura
Aquí se brinda, se baila y se crean colaboraciones, amistades y proyectos futuros.
Con este espíritu de comunidad y exclusividad, la vigésimo octava edición del Festival de Málaga desplegó su alfombra roja en el emblemático Teatro Cervantes, pero el auténtico punto álgido de la jornada llegó después: la fiesta oficial de apertura en el majestuoso Castillo de Santa Catalina, organizada por Bululú junto con la cadena Hotelera Soho Boutique hotels, con el respaldo de marcas distinguidas como Killian Paris, Cepa21 y Singularu.
Una velada en la que el cine, el arte y la cultura se entrelazaron con la sofisticación, la alta gastronomía y una selección musical especial para la ocasión, dando inicio a una semana cinematográfica inigualable en la capital andaluza.
Las estrellas del cine, como Paula Echevarría, Mina el Hammani y Macarena Gómez, compartieron la velada con directores, productores y artistas en un entorno de inspiración y conexión auténtica. También las influencers como Dulceida y Alba Paul.
Las bodegas de José Moro, Cepa21, continuan apostando por la cultura a través del vino de autor que refleja la esencia de su tierra. José Moro fue una de las caras reconocidas en los Goya de 2024, celebrados en Valladolid, y este año ofreció una experiencia enológica a la altura de la ocasión. Cada copa era una invitación a saborear lo excepcional.
Desde el momento de la apertura, la música marcó el tono de la velada. Los Alpresa, embajadores de la música española en el mundo, impregnaron el ambiente con su inconfundible carisma y maestría musical, logrando desde el inicio poner a todos en gran sintonía y transformando la pista en un espacio de celebración y alegría compartida.
Más tarde, DJ Luc Loren, una figura imprescindible en los eventos más distinguidos —con hitos como el Ultra Music Festival de Miami y el Arenal Sound—, tomó las riendas con una selección impecable que fusionó house, pop y sonidos electrónicos sofisticados.
Como telón de fondo, el video mapping a cargo de Firefly Events sumergió a los asistentes en un espectáculo visual envolvente. Piezas de arte en movimiento se proyectaban en gran formato sobre las imponentes paredes del Castillo de Santa Catalina, creando una sinergia perfecta entre la historia del séptimo arte y la vanguardia visual.
Y, cuando parecía que la noche no podía sorprender más, la artista Mel Omana apareció para poner la guinda a este mágico momento.