Un verano rosado: Un rosado de barra:

Dando una vuelta por las Españas de la buena vida, tenemos que certificar el dubitativo momento en el que se encuentra la barra. Ese aposento de felicidad, que como dirían los castizos, siempre te abraza como una madre, vive los momentos muy contrarios de la globalización de las costumbres, y de la burbuja de la que vivimos muchos ciudadanos. Pero cuando aparece ese milagro de una barra divertida y proclive al charloteo y a la alegría, no hay nada mejor que un vino rosado sin complicaciones. El Viña Real es uno de ellos por derecho.

Marcado con todas las señas de identidad de La Rioja tradicional, se construye manejando uvas tintas y blancas para que en esa alquimia se consiga lo pretendido. La viura, en compañía del tempranillo y la garnacha, son dulcemente prensadas para que luego sangre el mosto y se trace una bonita historia de sencilla felicidad. Algún malvado me va a decir que siempre estoy a vuelta con los colores pálidos y convenientemente provenzales. En esa deriva de los pajizo cromático que enganchan a propios y extraños que les gusta soñar con la Costa Azul.

No todos tenemos jurdós para tener un amigo con yate, pero sí la posibilidad de un ejemplar de acidez justa, los consabidos frutillos y el gracejo del paladar, para seguir agendando un día tras otro rumbos y amoríos. Por lo menos en la imaginación, que es libre, y una gamba o una chirlita nos hace sentir generales de división por donde nos encontremos.

Golpe a golpe, verso a verso, trago a trago y regando la barra que por lo común mira al Cantábrico, aunque también se expande por latitudes más meridionales. La capacidad de elaborar un vino que sea del fondo de la bodega que se encuentra en la casa acompañada, o debajo del mostrador, no es poca cosa. Mientras tanto, esta bodega secular sigue siendo certificado de autenticidad, y a justiprecio como Dios manda.

Bodega:

Viña Real

Vino:

Rosado 2023

D.O.C.a.:

Rioja

Pvp:

6,95 euros

vinareal.es