Jesús María Amilibia

Angels Bassas: «Convertiría a Peter Pan en inspector de Hacienda»

Profesión: actriz y cuentista.. Nació: en 1971, en Figueras (Gerona).. Por qué está aquí: por «Los cuentos de Patatu» (La Galera 50), basados en los que inventa para su hijo.

Angels Bassas: «Convertiría a Peter Pan en inspector de Hacienda»
Angels Bassas: «Convertiría a Peter Pan en inspector de Hacienda»larazon

–«Los cuentos de Patatu». ¿ No venderían más los cuentos de Bárcenas o de Oriol Pujol?

–Venderían más, pero no serían alegres. No les gustarían a los niños.

–Y, si les gustaran, harían las preguntas más peligrosas...

–Sin duda. Las preguntas de los niños son las más exigentes y directas.

–Escribe cuentos infantiles. ¿Los niños aún quieren cuentos?

–Sí, y a través de la fantasía pueden encontrar alivio psicológico y respuestas a la vida.

–Parece que los padres de hoy tienen poco tiempo para contarlos...

–Pocos tienen tiempo. Patatu es para los que no tienen tiempo: son breves.

–¿Ya no gustan los tradicionales, los de toda la vida?

–Claro que sí. Yo bebo mucho de Andersen y los hermanos Grimm. Antes, los cuentos eran más fantásticos; ahora son más cotidianos.

–Los suyos son...

–Yo estoy más cerca de la fantasía y el surrealismo. Estoy tocada por la tramontana.

–El cine ha convertido a Hansel y Gretel en cazadores de vampiros. Juguemos. ¿En qué convertiría usted a la Bella Durmiente?

–En gogó-girl.

–¿Y a Blancanieves y los siete enanitos?

–En una presidenta de gobierno con sus siete ministros predilectos.

–¿Y a Caperucita Roja? ¿Quizá en líder de IU?

–No. En una mujer con tres carreras al frente de una gran empresa.

–¿Y a la Cenicienta?

–En presidenta de la Asociación de Mujeres Maltratadas.

–¿Y a los Tres Cerditos?

–En tres políticos corruptos.

–¿Y a Peter Pan?

–En inspector de Hacienda en busca de paraísos fiscales.

–¿Y a Pinocho?

–En un político en campaña electoral.

–¿Los cuentos que nos cuentan los políticos nos duermen o...?

–Nos han dormido durante muchos años y ahora empezamos a despertar.

–Oh, sí, ya oigo la flauta del flautista de Hamelín...