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Bárbara Rey: «No me arrepiento de salir en programas del corazón»

Bárbara Rey: «No me arrepiento de salir en programas del corazón»
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No necesita presentación: Fue miss, nos sedujo cuando ejercía de vedette, presentó programas de éxito en televisión e incluso colaboró en radio con Joaquín Prat. Más de 40 películas, decenas de obras de teatro, café teatro y revista... Incluso domó elefantes en el circo. Además, ha regresado a las tablas del teatro Fernán Gómez con «El hotelito», de Antonio Gala, junto a María Casal, María Garralón, Elena Martín, Alejandra Torray. Todo lo que ha recaudado en taquilla ha ido directamente a La Casa del Actor... Nos encontramos con una Bárbara más exultante que nunca.

-En los ensayos pensaba: ¡Madre! El día del estreno me voy a tener que poner un dodotis...

-Sí (risas) pero no hizo falta porque fui al lavabo tres veces, antes. El exitazo y la reacción del público cortaron el amago.

-¿Contenta de volver a las tablas de la capital, que no pisaba desde el noventa?

-Muchísimo. Porque es una plaza difícil, y porque me reconcilia con la profesión que amo.

-Cada protagonista representa a una Comunidad Autónoma ¿Eligió Galicia o le tocó?

-Lo elegí porque tuve la suerte de que pensaron en mí desde el principio y me permití ese lujo.

-De su Murcia natal a Galicia va un trecho.

-¡Soy así de extrema! Estaba cansada de que me vieran personajes con carácter y éste es dulce, aniñado, un tanto alocado y me fascina su inocencia. Además, hace 28 años, en el estreno, lo interpretó Beatriz Carvajal.

-¿Sabe cómo ha recibido Antonio Gala la noticia de esta reposición?

-Tuvo que saberle bien porque nos dio los permisos. Como todos sabemos está enfermo, pero tenemos la esperanza de que pueda venir.

-No andaba muy desencaminado Gala cuando escribió este texto sobre nuestras peculiaridades territoriales. ¿Qué ha permanecido inamovible en este tiempo que ya somos Europeos?

-En España siempre hemos sido así. De hecho, la obra tiene tres décadas y no se ha movido una coma. Cada uno con sus problemas y barriendo para casa. Aunque al final nos reconciliamos porque nos necesitamos.

-Somos un país de estereotipos que usted ha vivido en carne propia. ¿Se le ha caído la venda a algunos y han comprobado su vis cómica?

-¡Pero si hay mucha gente de la profesión que lo sabe! Lo que no entiendo es por qué no me ofrecen lo que saben que puedo hacer. Cuando antes de casarme hacía comedia, revista o café teatro, siempre cogía papeles cómicos. Pero siempre querían que fuera alta, rubia, estupenda, que no supiera hablar y no me pusiera vieja. Que ya me gustaría a mí, pero no es posible.

-De este papel sale con una oferta para hacer monólogos, ya verá...

-Ojalá. Pero no sé si apostarán por mí. Es como si no me quisieran asociar con lo que sé que es mi fuerte. Yo no me dediqué a esto por ser guapa. Es más, no me ha favorecido nada. Ojalá hubiera sido más fea. Tengo amigas con un físico normal que son más felices y se han desarrollado en su profesión.

-El día del estreno no pudo estar su hija Sofía...

-No. Como todos sabéis está en una clínica de desintoxicación y los médicos no lo vieron oportuno, pero me dio muchos ánimos porque me admira mucho como actriz. Como mi hijo.

-¿Se arrepiente de participar en algunos programas donde se habla de sus relaciones, de su gusto por el juego, de si bebe o deja de beber?

-Sé que lo normal es que te dijera que me arrepiento, pero no es así. A veces me gustaría que algunas cosas no hubieran ocurrido, pero esos programas me han dado dinero con el que he sacado a mis hijos adelante. Y por qué negarlo: el tratamiento de mi hija vale una fortuna y esas apariciones me ayudan a pagarlo. Sería mala persona si renegara de ellos.

-En «Los amantes pasajeros», de Almodóvar, Cecilia Roth es una vedette que guarda en su caja fuerte información confidencial. ¿Por qué se dice que es un homenaje a usted?

-No la he visto, pero si es un homenaje me alegro de que Almodóvar se haya inspirando en mi humilde persona. Aunque no creo que tenga mucho que ver conmigo. Además, hace años que no tengo caja fuerte.

-Usted no se calla ni debajo del agua. ¡Cómo se le ocurre decir que Corina tiene poco pelo!

-¡Ah!... Fue cuando todo el revuelo mediático. Me hicieron una pregunta y dije lo que pensaba, pero como no ha respondido, yo no soy menos que ella y no he vuelto a mencionarla.

-Corrupción, inestabilidad, independentismos, Gibraltar... ¿Cómo ve este país?

-Pues mal, pero no de ahora. Ha ocurrido muchas veces y siempre salimos adelante. Es vergonzoso, pero la corrupción es casi genética en España. Lo malo es que las épocas en las que se mete más dinero en la caja coinciden con grandes crisis.

-Cuarenta y tantas películas, obras de teatro, revista.... ¿Le molesta que le sigan llamando vedette o cabaretera?

-Me da igual. Hay mucho lameculos que se ha quedado estancado ahí, pero yo veo la vida de una forma distinta, y además, considero que ser vedette es una palabra muy grande. Vedette es una estrella que brilla en cualquier lugar. Me quedaré con el título, ya que me lo dicen y a mí no me ofende, pero que sepan que soy actriz, no soy mala persona.