Bimba Bosé: «No puedo evitar dar patadas»

–«Y de repente soy madre». Aceptó el encargo de este libro con escepticismo.

–Sí, porque yo en el colegio era un cero a la izquierda, conflictiva, desmadrada, bruta. No me gustaba estudiar.

–Pero la joven rebelde se transformó al fin en madre de dos niñas...

–Sí, pero mi rebeldía sigue: no puedo evitar dar patadas. No reniego de mi ADN, un punto rebelde y macarra.

–Pero no se puede ser joven siempre...

–Yo estoy estudiando para serlo. Es una cuestión mental.

–Dice que sabe reírse de sí misma...

–Sí, de mis errores, de mis cabreos, de mis caídas, de mi pinta...

–Dio a luz en su casa...

–En tiempos de crisis, te ahorras el hospital. Yo lo hice, pero no lo aconsejo a todas ni en todos los casos.

–Sí aconseja la lactancia prolongada...

–¡Leche por un tubo para el bebé! Es bueno para él y para la mamá.

–Habla del parto sin dolor...

–Y sin drogas. Un parto sin miedo es un parto placentero.

–Y de cómo hacer compatible la maternidad y el trabajo. Con niñeras, ¿no?

–Yo sólo tengo una persona en casa y me apaño. Mi trabajo no está atado a un horario y paso mucho tiempo con mis hijas.

–Defínase como madre, ya puestos.

–Soy una madre en construcción, aprendo cada día. Diría que soy una madraza besucona.

–Dice que la maternidad es la experiencia más reveladora...

–A mí me reveló que puedo formar parte del mundo. Era introvertida, tímida, vergonzosa. Mi antigua «bordería» era un escudo.

–Se crió entre mujeres de carácter y salió mandona...

–Bastante mandona. Intento controlarme, cada vez mando menos.

–Modelo, cantante, diseñadora y ahora escritora. ¿Qué más va a hacer?

–Estreno un musical en agosto, «Antipasti», en el Muñoz Seca, con Julia de Castro de la Purísima. Las dos bailamos, cantamos y damos de comer.

–Gran idea, porque Cáritas está a tope...