Moda
Clase magistral de geometría
Loewe presenta su nueva colección en París inspirada en el Guggenheim
Stuart Vevers intuyó quizá que en esta ocasión saldría por la puerta grande. De ahí los grandes portones de aire barroco que utilizó como puesta en escena de su colección. Este fin de semana, el director creativo de Loewe se desmarcó de la propuesta otoño-invierno del año pasado y ha apostado por darle un toque de color a las prendas oscuras, que, por lo general, suelen marcar la línea de la casa. Para dar forma a la mujer que Vevers tiene en su mente de cara a la próxima temporada, el diseñador viajó a Bilbao en busca de inspiración y, claro, no le fue difícil encontrarla. La arquitectura vizcaína lo dejó prendado y de ahí nacieron los interesantes «patchwork» de borrego con geometrías en colores azules y rojos. También la fachada del Guggenheim ocupó un lugar destacado en el desfile, que en esta ocasión cambió de ubicación y se celebró en el Museo de Historia Natural de París. Todo un acierto. Las siluetas de las prendas emulaban con delicadeza la fachada de la pinacoteca. Abrigos «oversize» de hombros caídos, mangas muy anchas y considerablemente largas dieron a la colección un toque bohemio sin perder de vista la elegancia que por defecto lleva impresa la aguja de Vevers.
La musa Penélope
«Me gusta el contraste entre lo moderno y lo clásico, lo urbano y lo campestre, y siempre dotar a mis diseños de la historia y tradición españolas», aseguró el modisto. Puestos a buscar en las raíces patrias, cómo no acudir a Almodóvar y a su musa, Penélope Cruz, quien además ejerce ahora de imagen de Loewe. Al parecer, la actriz le sirvió de ayuda para su colección: «No me dijo nada en concreto sobre cómo hacerla. Simplemente fueron conversaciones que más tarde utilicé para realizar mis diseños. Ella es una mujer brillante». Tan alucinante como sus abrigos de mutón en negro, rojo y blanco, y con maxibolsillos. Uno podía sentir el calor y la comodidad con tan sólo tenerlos cerca, que, dicho sea de paso, no vino nada mal en la gélida noche parisina. También fueron reseñables las faldas, con unas aberturas de impresión que daban poco pie a la imaginación, pero que proporcionaron un exquisito toque de «femme fatale» a las modelos, al igual que los brocados en algunos de los vestidos, los sensuales monos de cuero y los abrigos. Aunque si una pieza representó la sofisticación, ésta fue el calzado. A pesar de que los tacones no parecían ser demasiado estables, respondían perfectamente a la expresión de «sufrir para estar guapa», porque fueron impactantes. Y es que, aunque de frente aparentaban ser un diseño discreto, con la pose de las modelos uno descubría que de sus talones emanaban crines de caballo de diferentes longitudes, algunos de ellos rozaban incluso el suelo. Sencillamente geniales.
Y como el afán de experimentación de Vevers no tiene límites ha decidido que sus accesorios adquieran nuevas formas. En esta ocasión introdujo en la familia a «Amaya», «Aia»y «Bayo». Tres nuevos formatos de bolso inspirados en su exitosa «flamenco bag» y realizados a base de piel de becerro, napa engomada y una cadena trenzada, con cierto aire ecuestre y que apuntan a convertirse en otra referencia de Loewe, como ya lo fueron sus Amazonas.
A pesar de que en los desfiles, el creativo inglés sólo presenta la colección femenina, en esta ocasión hizo una excepción y se pudo ver alguna salida masculina: trajes «total black» de cuero sin entallar y abrigos amplios tanto en piel de borrego como de napa. Una vez más, Loewe no decepcionó, ni siquiera a las Ana Wintour de turno, que no perdieron ripio desde el solicitado «front row». Todo un éxito.
El «front row» tampoco decepciona
Isabel Preysler suele ser una de las fijas en el desfile de Loewe, pero un catarro le impidió acudir en esta ocasión a la semana de la moda de París. Eso sí, el «front row» no desmereció. Rostros noveles como el de la ganadora del Goya Macarena García y Clara Lago, y otros más experimentados como el de Adriana Abascal, que añadió más «glamour» a la cita (en la imagen junto a su novio, Emmanuelle Schreder, y Jaime de Marichalar). «Me han dejado impresionada los abrigos de Stuart, es una colección estupenda», señaló mientra la vigilaba de cerca Schreder, con quien mostró una gran complicidad durante toda la velada.
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