Opinión

Yolanda Díaz, que ni pintada por Eugène Delacroix

Aún sin los pechos al aire, aunque todo se andará

La ministra y vicepresidenta segunda del Gobierno Yolanda Díaz
La ministra y vicepresidenta segunda del Gobierno Yolanda DíazJesús G. FeriaLa Razon

Para marcar perfil propio, Yolanda Díaz agarra la bandera de la movilización sindical contra la patronal y se convierte en la Marianne francesa de Eugène Delacroix, aún sin los pechos al aire, aunque todo se andará. Pero la fiesta de la libertad, igualdad y fraternidad la confunde o nos confunde. Por un lado, confiesa «que ella no ha animado las movilizaciones anunciadas por UGT y CCOO para este otoño en contra de la CEOE», pero los sindicatos tienen toda la razón para salir a la calle». O sea, que no va a ponerse pancartera ni va a manifestarse con José María Álvarez y Unai Sordo, pero los apoya, dice. No ha caído en que animar y apoyar son sinónimos.

La confusión como estrategia para despistar al adversario está en Sun Tzu y «El arte de la guerra», pero quizá lo de la vice segunda se deba a algo más simple: ella piensa en gallego y se lía un poco en la traducción simultánea al castellano. No ha animado, pero ha apoyado.

Yolanda Díaz
Yolanda DíazJesús G. FeriaLa Razon

Pronto podrá decir también que no anima al presidente Pedro Sánchez a que se presente a las elecciones generales del año 2023, pero que apoya su candidatura. Le pide a Antonio Garamendi «sensibilidad y altura de miras». La altura de miras exigible al caballero para que no clave la mirada rijosa en el escote o en las piernas de la dama. Solo en sus labios de rubí. Lee mis labios, Antonio: no animo a los sindicatos a quemar las calles por la subida del Sistema Monetario Internacional, pero los apoyo en su idea de un otoño caliente, podría decir.

Un día de éstos confesará que Sumar no animará nunca la revolución marxista, pero la apoyará. A ver si nos entendemos de una vez.