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Gabilondo no hará «bolos» con del Olmo
El ponferradino volvió a anunciarlo en «Buenafuente». Repitió e insistió en su propósito, parecía que firme, de hacer «bolos» unido a Iñaki Gabilondo, y así redondear su propósito inicial tras jubilarse –que no lo hará nunca, sí lo conoceré– de montar un mano a mano con el que durate muchas mañanas fue su contrincante radiofónico. Suponen una época irrepetible de la radio española. Cada uno en su estilo, señalaron las últimas décadas y la evolución nacional. Imagino que también lo haría actualmente con la que está cayendo en chaparrón imparable. Las mañanas ya no se visten de fiesta y Luis proyectaba alargarlas en este especial de charlas retro con mucho que oír y descubrir: experiencias, momentos apasionantes de uno y otro, recuerdos de pasajes inolvidables que marcaron una época, como sus voces y estilos tan contrastados. Del Olmo hace pocas noches comentó cómo le ilusiona esta gira esporádica para recoger lo mucho sembrado y compartirlo con Iñaki. Y así se lo comentó a gente muy próxima el vasco cuando la «Fashion Week» daba las últimas boqueadas: «¿Cómo, qué me dice que Luis ha soltado?». «Lo que te estoy contando: que se dispone a ir de ciudad en ciudad con estas citas cargadas de nostalgia y buenas intenciones». Imagino lo que resultarán, sería el primero en aplaudirlos tantos años pasmado con el sentido del ritmo que del Olmo tenía de un contenido. Intuía cuando empezaba a languidecer, algo que no sucedió cuando Imperio Argentina oyó como Concha Piquer me ponía a caldo. Es un momento recogido –bueno, más bien eternizado, no seamos modestos– en el libro que Carlos Manso dedicó a quien creó «Los Piconeros» y enamoró al mismo Hitler. Son historias de la Historia como la que Carlos Fisas recuperó en «Protagonistas». Allí hizo Celia Gámez su última actuación española y José Manuel Parada y servidor nos convertimos en esporádicos «boys» de la mayor estrella de nuestra revista, que sigue sin calle madrileña. Mantengo la reivindicación histórica con Santiago Castelo como otros su resistencia política porque ella grabó y popularizó el «¡Ya hemos pasao!». Es otra suerte de memoria histórica.
De eso podría hablar largo y tendido el inefable dúo Olmo-Gabilondo aunque mi punto de referencia asegura que «Iñaki ni se lo plantea». Escuchó la propuesta de Luis, pero no creo que haya cambiado de parecer. Él no va de jubilado y tiene más trabajo que nunca, sigue volcado en la SER, la cadena que la otra tarde organizó una comida en el Café de Oriente para homenajear a Luis. Estuvieron María Teresa Campos y Ana Rosa Quintana con todo el «staff» actual de Prisa. Iñaki falló y sorprendió casi tanto como en la fenecida «Pasarela Cibeles» la huida de representaciones políticas, a excepción de la ya comentada y repetida Cristina Cifuentes. Lució un conjunto multicolor con abundante amarillo de Thierry Mugler y rematando pasmo con una ajaponesada chaqueta-quimono de Adolfo Domínguez «a la que añadí un cinturón para actualizarla», porque tiene 15 años –descubrió sin reparos–, mientras sigue sonando para altos cargos comunitarios. No la ven de alcaldesa y ellos sabrán por qué, como mi confidente las razones de Gabilondo para evitar algo parecido a la nostalgia. Ya decía José Luis de Vilallonga que a veces es un error.
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