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Gema Hassen-Bey: «Subir el Kilimanjaro será mi última gran hazaña»

Cuádruple medallista paralímpica de esgrima, tiene un lema en la vida, además de sonreír: «Si te mueves tú, el mundo se mueve contigo»

«Yo llevo en crisis toda la vida y nunca he dejado de luchar. Es más que un reto personal, quiero provocar un bien social»
«Yo llevo en crisis toda la vida y nunca he dejado de luchar. Es más que un reto personal, quiero provocar un bien social»larazon

Es muchas personas en una y todas ellas encantadoras. Gema Hassen-Bey es deportista de élite, periodista, conferenciante, actriz, intérprete y compositora musical, pero sobre todo es una fuente inagotable de coraje, lucha, esfuerzo, solidaridad... Se nos ha ido María de Villota y enseguida se me viene a la mente ella, que sólo dos días antes entraba en el periódico deslizándose con su silla de ruedas: Gema Hassen-Bey, de sonrisa permanente, contagiosa y envidiable, que te obliga a reflexionar. Es la sonrisa de una persona que desprende toda la ilusión con la que combate la adversidad. Está aquí porque se propone una última hazaña, un reto personal en pos de un bien social: subir el Kilimanjaro y clavar allí la espada con la que conquistó cuatro medallas olímpicas.

-¿Por qué se plantea ahora, ya alejada de la disciplina de la alta competición, un desafío de tal calibre?

-Porque estoy en un momento vital en el que creo que necesito demostrármelo después de que mi vida se haya parado en seco durante unos meses por dos quemaduras (una en el pie, en la bañera; la otra, al salir del coche con una pieza metálica que, con el sol, hervía). Pero más allá de lo personal quiero que sea un bien para los demás. Como deportista de alto rendimiento siempre he buscado grandes retos, pero a éste quiero darle otra dimensión, un fin mayor. Voy a crear un espacio llamado «Diversity», en el que contar la experiencia desde el primer momento. Aunque las cosas estén difíciles, que desde mi situación lo están, si tú te mueves, el mundo se mueve contigo (su lema, reflejado en la letra de la canción «sobre ruedas», que ella compuso). Ahora que atravesamos tiempos tan difíciles, quiero mandar un mensaje motivador.

-¿Se ve preparada físicamente para la ascensión?

-Es un reto a largo plazo, en principio para el verano de 2015, pero si lo estoy antes... Seguro que sí!!! Ya he empezado a trabajar con un entrenador personal, ahora me voy al gimnasio... Siempre he estado a tope físicamente, pero ahora me encuentro en la segunda mitad de la vida (a los 40) y es parte del fin del proyecto «Diversity», que LA RAZÓN me va a ayudar a divulgar. Además de por las redes sociales (@GemaHassenBey.). Arranca la segunda mitad de mi vida y debo preparar la futura. Quiero contar que es cuando hay que hacer más deporte, alimentarse mejor y cimentar las estructuras mentales para el resto de tu vida. Y vamos a contarlo todo, junto con mi entrenador, porque, con mi movilidad reducida, todo el trabajo que yo haga para poder subir el Kilimanjaro sin ser cargada por nadie, por mis propios medios, le va a servir a cualquier persona.

-Su sonrisa y su ilusión resultan un balón de oxígeno en estos tiempos grises...

-Yo llevo en crisis toda la vida, desde que tuve el accidente, y nunca he dejado de luchar por mis sueños, nunca me he frenado y ha sido por la conexión con la gente. Ahora estoy aquí, con vosotros... Es un poco ese dar y recibir.

-¿Puedo preguntarle desde cuándo camina por la vida en silla de ruedas?

-Claro que me lo puedes preguntar. Fue con cuatro años. Tuvimos toda la familia un accidente de coche y, por suerte, sólo me pasó a mí. Fue como volver a nacer porque, aunque era tan pequeña, entendí que no podría llevar la misma vida que mis otros tres hermanos. Mi mejor metáfora, en la que reparé cuando luego me dediqué a la esgrima, es que ya entonces cogí una espada, la levanté y luché.

-¿Con quién va a ascender el Kilimanjaro?

-Seremos un equipo. Voy con Julián Corredera, compañero de la universidad (Gema estudió Ciencias de la Información), con el que me he reencontrado; con mi entrenador, Miguel Ketel, un equipo médico, cámaras, para contar toda la aventura en streaming, escaladores y, ¡sorpresa, Carlota Castrejana! Va a ser bonito, una olímpica y una paralímpica. Ella conocía el proyecto desde el principio, tenía sus dudas, pero al final se ha animado. Me lo dijo ayer mismo.

-Si nadie la va a portar, ¿cómo va a subir?

-Es complejo y por eso el proyecto tiene muchos atractivos y mucho de bien social. La escuela de ingenieros ha presentado un concurso universitario para desarrollar un prototipo de una silla especial, que me ayude a superar la pendiente. Pero además habrá que solucionar el aspecto térmico y buscaremos la invención de las marcas de ropa deportiva. Necesito soluciones técnicas, que me ayuden a no tener frío, que las personas como yo sufrimos tanto en invierno. La ropa térmica habitual no sirve, mantiene el calor que tú generas, pero yo no lo genero. Por eso es un proyecto a tan largo plazo. Es un reto para mí, pero también para las empresas que estén dispuestas a innovar y abrir el mercado.

-Después de todo lo que me ha contado, casi hollar la cima es lo de menos.

-Eso es. El fin social, por su divulgación e innovación tecnológica, es prioritario, pero aún así me quiero llevar mi espada al Kilimanjaro, clavarla y despedirme allí de las grandes hazañas. Después, me quedaré tranquila a ser yo.

-¿Por qué tras dejar la alta competición después de cinco Juegos Paralímpicos para contar el sexto por televisión, por primera vez en la historia con cobertura diaria, opta otra vez por la parte más dura del deporte?

-Porque estoy hecha de deporte y de comunicación , y quiero contar los valores que me mueven en la vida, que son los del deporte aunque la situación sea adversa.