Novela
Kiko Rivera y su infusión
Mientras algunos tratan de inmortalizar su presunta nueva relación con su más que representante, cunde la sorpresa ante el nuevo reto profesional del hijo de Isabel Pantoja. Llena páginas mientras se resuelve su problema paternal con Jessica Bueno por el primer nieto de la cantante, que prontó tendrá compañía con el que alumbre Chabelita. Kiko Rivera se hace rotunda imagen promocionadora de una nueva infusión antirresaca hecha con cardo mariano, elaboración de botánicos tan expertos como los que crearon la aligeradora dieta de la alcachofa. Kiko se echa a sus anchas espaldas la mala uva, sin razonar si es escogido por lo de cardo –que a veces lo es deformando su bondad natural, pan bendito– o por frecuentar como dj en el mundo de la noche con madrugadas en las que esta pócima refresca el ambiente. Parece que cobrará 30.000 euros por someterse a un despiadado «photocall» y exaltar las excelencias del líquido. Mientras regocija lo que algunos toman por sentido del humor, la marca modifica el contrato que asegura exclusividad publicitaria «sin aparecer en ningún otro medio una semana antes ni una después». Han puesto lo informal en manos de sus abogados porque el sábado el interfecto e impertérrito estuvo en el programa de Emma García. Pero no paran ahí los impactos de bala: colea cómo arremete Nati Abascal en su «bestseller» de qué ponerse para resultar perfecta. Tras repudiar el uso del chandal, advierte del peligro de usar «leggins». Muchas ni analizan su estética y dan a matar subrayando la denuncia de «la más», conocedora de que Cari Lapique vistió tan ajustados accesorios, aunque hace ya casi medio siglo que rebasó la veintena, como Barcelona acaba de hacerlo mostrando un «shopping night» que nada tiene que ver con el madrileño, ya más escaparate de caras que de productos. Convirtieron el Paseo de Gracia en un escenario operístico donde destacaron Monsita Martí Caballé con un visón naranja de Bimba & Lola y el humorista José Corbacho, padrinos del evento. Oriol Elcacho paseó con su novia, Davinia Pelegri –¡ya ocho años juntos!– y todo sirvió para un balance comprador superior en un 30 por ciento más que el de años precedentes. Todo quedó a lo Cecil B. de Mille, aquel gran superproductor de alardes hollywoodienses. Que tomen nota. Mereció la pena.
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