Ocio

Gente

La belleza no es denigrante, lo denigrante es la envidia

Miss España vuelve después de ocho años sin celebrarse y ya están indignados las y los feministas radicales.

Inés Sainz en una imagen de 1997, cuando se alzó con la corona de Miss España
Inés Sainz en una imagen de 1997, cuando se alzó con la corona de Miss Españalarazon

Miss España vuelve después de ocho años sin celebrarse y ya están indignados las y los feministas radicales.

El concurso de Miss España vuelve después de ocho años sin celebrarse y ya están indignados las y los feministas radicales que ven en los certámenes de belleza algo que denigra a la mujer. Pues la belleza no es denigrante, señoras y señores. Lo que es denigrante es la envidia. Nadie se queja de ver al colectivo LGTB paseando en carrozas sus cuerpos desnudos por las gay parade del mundo. Dejan millones de euros de recaudación en las ciudades donde se celebran. Tampoco nadie se molesta al ver ¡¡por fin!! a modelos curvies paseando sus hermosos cuerpos por las pasarelas. Lorena Durán será la primera mujer curvie en desfilar para los Ángeles de Victoria’s Secret. ¡Y es española! ¡Olé! Orgullo absoluto. Y mucho menos nadie protesta por la vejación a la mujer cuando este mismo espectáculo, muestra los cuerpos femeninos más esculturales con más de 10 millones de espectadores y sueldos millonarios para sus protagonistas. Así que empecemos a llamar las cosas por su nombre.

Se llama envidia. Vuelve Miss España, vuelve la polémica con la denigración de la mujer y vuelven las contradicciones en este país. Queremos modelos con tallas saludables, pero cuando yo engordé los kilos que me faltaban durante el año como reina de la belleza nacional, los medios de comunicación me acribillaron. Eso ha provocado que veinte años después nunca tenga un peso saludable. Cada vez que gano un kilo me pongo nerviosa y me tiro dos días sin comer. Hasta que llego a Euskadi, mi tierra, donde comer y disfrutar forma parte de nuestra cultura y me importa un bledo todo. Nos preocupa el mensaje que el colectivo de la moda manda a la juventud, pero nadie hace nada porque las tallas de las marcas de moda sean las mismas para todas nosotras. No es normal que una talla 34 de Mango sea más grande que una 36 de Pull&Bear, tal y como recientemente ha denunciado una periodista amiga en Facebook. Y que levante la mano la que sepa la talla que tiene realmente. ¿Pasa lo mismo con los hombres? No. Ellos tienen su talla justa y bien establecida. No, señoras y señores, la belleza no es denigrante. Lo denigrante es la envidia.

El tópico de que las guapas somos tontas sigue arraigado profundamente en nuestra cultura y nuestra sociedad, y yo personalmente lo vivo cada día. Durante años intenté ocultar mi paso por dicho certamen de belleza para poder labrarme una trayectoria profesional sólida y eso ha significado superar infinitas barreras y discriminaciones. Hoy, gracias a Miss España, soy propietaria de una exitosa agencia de comunicación, he escrito junto a Víctor Blázquez una novela que se vende como churros y estoy involucrada en un montón de proyectos de emprendimiento a nivel nacional e internacional, muchos de ellos solidarios.

Y aunque nunca lo cuento, va siendo hora. Ganar el certamen de Miss España me dio la oportunidad de dirigir las campañas de imagen de gente como Catherine Zeta-Jones, David Beckham, Cate Blanchet, Isabella Rossellini, Celine Dion, Zinedine Zidane, Matthew McConaughey, Scarlett Johansson y Pierre Cardin, por ejemplo. Además de trabajar marcas como Adidas, Gucci, Dolce & Gabbana, Dom Pérignon, Elizabeth Arden, Polo Ralph Lauren y tantas otras que ya ni me acuerdo. Así que aquí va mi mensaje para la juventud. Me maté a trabajar durante años para todas estas celebridades y marcas pero a día de hoy mi agenda de contactos vale tanto dinero que ni Amancio Ortega podría pagar por ella, ni mi interesa. Prefiero ayudar a conseguir la paz en el mundo, que por algo soy Miss, que sucumbir al poder del dinero. Porque la belleza es una actitud y el que no se sienta bello es porque es un envidioso.