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La jueza del robo de Cantora no ve «Supervivientes»

Una imagen de la finca Cantora
Una imagen de la finca Cantoralarazon

Horas antes de que Isabel ejecutara su salto hondureño, la titular del juzgado de Chiclana pidió pruebas de su ubicación para justificar su ausencia en el juicio. En la vista, El Tato, su ex chófer, fue señalado como autor de la sustracción del pasado noviembre. «Éste es uno de los bañadores que llevo. Solo nos dejan coger cuatro trajes de baño y entre éste y la braguita son cinco prendas. Además, tengo que dejar aquí en el hotel a mi virgen del Rocío, mi Virgen del Carmen y me voy a llevar el oso de mi nieto para que me acompañe todas las noches». Mientras Isabel Pantoja (62) hacía inventario de los enseres con los que la van a retratar en su aventura hondureña, en el juzgado número 2 de Chiclana (Cádiz) tenía lugar a esa misma hora la fase de instrucción del juicio por el robo en Cantora de otras valiosas posesiones que la cantante denunció el pasado noviembre. Ante la jueza doña María Victoria Trenado Saldaña acudieron Cynthia Ruiz, abogada de la intérprete de «Marinero de Luces», y Agustín Pantoja, el hermanísimo que se personó ante la Guardia Civil hace cinco meses para confirmar la distracción de varios de sus bienes por valor de unos 15.000 euros. Sin embargo, la magistrada pronto requirió la presencia de la viuda de Paquirri, a 8.000 km de su juzgado y a doce horas de estamparse sobre el Caribe para alborozo de cuatro millones de nacionales. La letrada Ruiz excusó la ausencia de su defendida por motivos laborales. Sin embargo, la jueza Trenado le requirió pruebas adicionales que demostraran lo que toda España conoce hace semanas. Al ser denunciante, Isabel no se exponía a una penalización por no acudir, pero su equipo letrado se apresuró a conseguir un justificante de Mediaset que acreditara que las próximas semanas la madre de Kiko Rivera solo obedece a los guionistas de Telecinco... y a Jorge Javier. Aclarado el paradero de la nueva musa de Vasile, quienes sí tuvieron que testificar fueron Eduardo Aguilar, el Tato, ex chófer de Pantoja, que acudía en calidad de denunciado, y Salvador Herrero, el anticuario al que supuestamente le habría intentado vender varios objetos de Cantora, como un elefante de plata, varios trofeos de Paquirri, el premio Protagonistas de Onda Cero de Isabel, candelabros, manteles y sábanas. Según ha podido saber LA RAZÓN, Herrero habría señalado ante la jueza al otrora empleado de Isabel como la persona que se presentó en su tienda de antigüedades para hacer calderilla los bienes de la tonadillera. Fue el coleccionista el que lo denunció a la Policía al desconfiar de su modus operandi durante la frustrada transacción, como adelantó tras difundirse el hurto. «Me abre el maletero de su coche y miro. En el momento que empecé a ver cosas de Paquirri, de Isabel Pantoja, y le dije: “Mira eso son cosas personales, no te las puedo comprar, ni siquiera puedo dejarte entrar en la tienda si no viene la persona de la que viene el nombre aquí”. De hecho, le di la tarjeta mía y le dije: “Dile a Isabel Pantoja que me llame por teléfono y si ella está de acuerdo y firma el documento como que esto lo quiere vender yo no tengo ningún problema”». Sin embargo, El Tato, que según «El programa de AR» tiene antecedentes por robo con violencia e intimidación, siguió blandiendo una inocencia a la que se aferra desde que le acercaron un micro: «No he estado en ningún anticuario. Eso lo tengo claro», dijo entonces. Solo unos días antes de ser señalado como el supuesto atracador, a Aguilar se le adjudicaba otro romántico «robo»: el del corazón de Pantoja. Duró poco. En dos días, los titulares pasaron de «La nueva ilusión de...», con imágenes de ambos por los pasillos del súper, a «Los motivos del despido del supuesto novio de...». Falta que Isabel regrese y se moje sobre esto.

Agustín también hace caja
El día de su estreno en «Supervivientes», su hermano Agustín hacía caja con la cadena de Vasile, que ha sido condenada a pagarle 50.000 euros por intromisión en su derecho al honor y a la propia imagen. Agustín había denunciado al programa «Sálvame naranja/limón» por sus emisiones del 5 de octubre de 2016 y del 30 de noviembre de 2017. La sentencia, emitida el pasado jueves por el juzgado Mixto número 5 de Chiclana de la Frontera (Cádiz), puede ser recurrida en un plazo de 20 días. En dicho escrito se expone que la cadena deberá cesar de realizar dichas conductas ofensivas.