Castilla y León
El sueño bodeguero de Banderas, embargado
La empresa vinícola que el actor malagueño posee en Burgos podría haber presentado el concurso voluntario de acreedores por problemas de liquidez. En julio recibieron una notificación de embargo de la Seguridad Social
Quiso aliarse con Baco para crear Anta Banderas pero parece que la mezcla no resultó un buen caldo. El elixir de los dioses cosechado por Antonio Banderas y el grupo Anta podría tener los días contados. Al parecer, tres años después de su entrada en el mundo vinícola, la bodega que posee en la Ribera del Duero junto al grupo burgalés ha solicitado el concurso voluntario de acreedores por problemas de financiación y liquidez. Además, según el tablón de edictos y anuncios de la seguridad social al que ha tenido acceso LA RAZÓN, la empresa posee una incidencia con la Administración pública a fecha del 23 de julio de 2012 por embargo con la Seguridad Social de Aranda de Duero. Asimismo, el pasado mes de septiembre, un juez encargó una auditoría de cuentas a la empresa Auditores Cinco SL para conocer el estado económico de Anta Banderas SL. Y no era la primera vez que la sociedad vinícola era auditada; meses antes, en junio de 2012, se encargó otro informe a RPR Polaris Auditores SL.
Parece que ni la fama del actor malagueño ha conseguido salvar la explotación fundada por la familia Ortega en la localidad burgalesa de Villalba de Duero. La crisis del sector de la construcción, que golpea las empresas de los Ortega, ha arrasado también con los viñedos venerados por el actor español más internacional. Poco o nada queda de aquel frenesí publicitario que llevó a este vino a la despensa de numerosos restaurantes con estrellas Michelin.
El apellido Banderas ayudó a expandir el negocio, no sólo a nivel nacional sino también en el exterior, con una amplia red de distribuidores en Europa y América, pero parece que los contactos del actor no han sido suficientes para reponer las deudas del sector inmobiliario –base del grupo Anta– que, por lo visto, diezmaban el beneficio de los negocios vitivinícolas Anta Banderas, SL. A este respecto, uno de los empleados de la bodega asegura que «si bien son ciertas las informaciones sobre las dificultades que atraviesa la empresa, no es del todo exacto que nos encontremos en concurso de acreedores». Aunque a finales de 2012, el Juzgado de lo Mercantil número 11 de Madrid publicó un auto en el que informaba de que gestionará el proceso concursal, que hasta entonces había sido llevado a cabo en Burgos. Por lo visto, las tensiones llegaron a tal punto, que hasta los propios magistrados se vieron implicados en un conflicto de competencias que se elevó hasta la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo. «El centro de sus intereses principales se halla en Madrid, ya que si bien el elemento productivo de la empresa relativa a la explotación vinícola está en Villalba de Duero, la actividad administrativa de sus intereses por terceros se llevaba en Madrid, lugar donde, además, radica su domicilio social», explica un documento publicado por el «Diario de Burgos». De hecho, al igual que otras empresas del grupo, como Anta Obras de Edificación que,solicitó concurso de acreedores en 2011 y que desde hace un año tiene nombrado ya el administrador concursal, Anta Banderas tiene su sede social en la madrileña calle de María de Molina.
La cepa de Banderas
Según datos del Registro Mercantil y el Borme, el accionariado se encuentra repartido entre Antonio Domínguez Banderas (con el 50% como matriz) y, tres «antiguos accionistas» con calificación de solvencia menor a 7: Anta Obras de Edificación S.L (con el 28,93%), Inizia Gestión Inmobiliaria SL (con 10,74%) y Unión Anta Empresas SL (actualmente extinguida). Asimismo, cabe destacar que según este informe, en septiembre del pasado año se produjo una reducción sustancial del capital, de casi 6.000.000 euros. Así, el rango del capital social suscrito actualmente es de 1.153.105,44 euros.
Los allegados a Anta Banderas cuentan que desde su incorporación el actor intentó aportar, además de su dinero, su granito de arena. Así, hace menos de un año, Banderas cruzó el Atlántico con una selección de sus vinos y la presentó en el «Festival de Vino y Comida de South Beach». El andaluz pasó más de una hora firmando botellas al tiempo que aseguraba: «Siempre he querido producir mi propio vino, pero requiere un tiempo que no tengo. Fue entonces cuando encontré el proyecto Anta... Viajé con mi familia en 2008 y me encantó el lugar y el equipo. La decisión estaba tomada, era una bodega familiar, lo que yo estaba buscando». Parecía simple, ellos se encargaban de producir, él de ser su mejor embajador.
Lejos de desentenderse de la bodega ahora que no corren buenos tiempos, el malagueño parece haberse aferrado a su capricho vinícola y una posible solución pasaría por encontrar un socio para Banderas: «Suele venir bastante por aquí», aseguró a LA RAZÓN un trabajador de la empresa que, sin embargo, no pudo ocultar su preocupación por el momento que atraviesan. «Podría contar mil batallas sobre lo que está sucediendo, pero por respeto...», afirma, y remite a Enrique Ortega Ortega, que desde el pasado agosto intenta mantener a flote como apoderado de Anta Banderas el sueño vinícola que su familia compartió con el actor malagueño.
Un caldo con solera
La bodega de Villalba de Duero fue fundada a finales de los años 90 por Teodoro Ortega, que posteriormente cedió la dirección a sus hijos, Teodoro y Federico. Este último, arquitecto profesional, diseñó la actual sede de la empresa vinícola, un cubo de madera y vidrio, integrado en el entorno, que fue premiado por el Certamen de Edificación sostenible de Castilla y León. Cuando Banderas compró el 50 por ciento de la empresa en 2009, Anta poseía una capacidad de producción de un millón y medio de botellas anuales y 210 hectáreas de viñedo, localizados en Nava de Roa y Villalba de Duero en Burgos.
NO TODO HAN SIDO VINO Y ROSAS EN LOS NEGOCIOS DE BANDERAS
Anta no es el primer negocio del sector alimentario que emprende Banderas en nuestro país. Como inversor apuesta por los productos «made in Spain», Hace más de una década se interesó por el sector del aceite, con más éxito que con Anta. En 2003 compró el 10% de Hojiblanca con el fin de favorecer su exportación a tierras americanas. Además, su aventura empresarial comenzó con buen olfato, desde que en 1997 saliera a la venta la marca Antonio Banderas Seductive Fragances junto al grupo Puig. Sus más de ocho perfumes se han convertido en una referencia en fragancias a nivel mundial: se distribuyen en más de 150 países. También cuenta con la productora Green Moon, e invirtió en el sector automovilístico y el náutico. En el primero, con el equipo de Moto2 Jack & Jones Team y en el segundo, junto con su hermano Javier, fundó un empresa de alquiler de barcos en Málaga, Doncel. Menos éxito tuvo La Posada de Antonio, su cadena de restaurantes con vocación internacional –cuya gestión terminó cediendo al grupo Abades–, y su sueño de crear un teatro en la estación de Príncipe Pío de Madrid, que nunca llegó a iniciarse. En este mismo sentido, se vio obligado a vender su discoteca Kaleido de Benalmádena, que poseía junto a su hermano.
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