Pragmatismo político

Dilma Rousseff es uno de esos claros ejemplos en los que se aprecia que el uniforme político está hecho por y para los caballeros. La influencia masculina se aprecia no sólo en la costumbre por vestir trajes chaqueta sobrios y estructurados, sino en los colores y tejidos también rígidos y conservadores. Si pensamos bien en la tradición por el uso femenino de estos matices, rápidamente nos viene a la memoria la imagen de la Dama de Hierro de nuestra historia contemporánea. Margaret Thatcher, que sin pretenderlo creó un estilo propio y claramente influenciable en el resto de las políticas sucesoras en el tiempo.

l Estilo Merkel

La chaqueta es, al igual que en el de otras mandatarias femeninas como la Canciller alemana, la constante en el armario de Rousseff. Al igual que Merkel, sus trajes chaqueta se muestran en todos los colores, tipos de tejidos y categorías. Desde la clásica sastre de tres botones, vestido sastre, chaqueta-blusita de verano, levita de cuatro o cinco botones..., todo un juego de combinaciones y permutaciones posibles. Un uniforme que evita la sorpresa y la atención en favor de la discreción.

l Por dentro y por fuera

Mantiene un fuerte equilibrio entre las normativas estrictas que impone en cuanto al comportamiento político y eficiencia ejecutiva, y su respuesta en la forma de vestir, donde pocas veces hace concesiones a detalles más sugerentes o estrictamente femeninos. Es académica, poco emotiva, todo lo contrario a su predecesor Lula. Su forma de vestir evidencia este mensaje perfectamente.

l Su estilo

Pragmática, concisa, sobria y clásica. Se auto impone normas de vestuario que cumple a rajatabla. No sucumbe ante ningún detalle superfluo o lúdico, no juega con la moda, no se divierte, ni hace uso de sus posibilidades, su estilo es estricto y uniformado.

l Mi consejo

No estaría de más si disfrutase de su imagen pública en la forma de vestir. Incluir accesorios alegres daría a su estilo un toque más optimista.