Mango
Mango conquista la Gran Vía
La pasarela de Valencia, que ya va por su 14ª edición, ha provocado una gran incertidumbre a su alrededor hasta hoy, día de su inaguración. En sus desfiles nunca faltan Amparo Chordá ni Pepe Botella, dos clásicos, así como tampoco se lo pierden Álex Vidal ni los más emergentes Aurelio Gil y Gabriel Seguí, los cuales me aseguran que «va a ser una pasarela puente», de lo que se deduce que ansían tiempos mejores sin tanta problemática político-económica. Actualmente la Generalitat debe a los organizadores 700.000 euros, de ahí el apreciable recorte y que la reducida muestra vaya a desfilar en el Palacio de la Expo en plena Alameda. Han montado un paripé en dicho palacio para que los creadores no se desanimen, ya que no les pagarán. Todos ellos participan por amor al arte, y a una tierra entregada al trabajo colectivo, igual que Barcelona, cuya 080, que contaba con mayor presupuesto, ha sido exponente del buen hacer, al que hay que añadirle el reclamo que supuso la presencia de Paris Hilton durante la noche del desfile de Mango organizada por Isak Andic y su hijo Jonathan. El empresario ha adquirido el Palacio de la Música de la Gran Vía madrileña para reconvertirlo en su tienda más grande en España.
En medio de un parón social en el que sólo resalta algún que otro estreno, como la nueva cita con los impresionistas que presenta Tita Cervera en su museo, se mantiene la expectativa con el nuevo embajador francés ,Jérôme Bonnafont, que ayer presentó sus cartas credenciales a Don Juan Carlos y busca centrarse. Bonnafont empieza a tomar contacto ofreciendo pequeñas cenas de pocos comensales, entre los que destaca uno de sus más íntimos, el pianista Joaquín Soriano, ex tercer marido de Pilar Medina Sidonia –la que fuera duquesa de Fernandina–, que le sirve de guía y le facilita conocimientos a la pareja del diplomático, a quien le encantan las reuniones sociales en las que ha coincidido con Lola Alcaraz. En la última reunión se comentó, y no favorablemente, cómo la ex duquesa permitió que su hijo, fruto de un matrimonio fugaz con Tomás Terry, debutase como atractivo publicitario en Sierra Nevada para una conocida marca de champán francés junto a Carmen Lomana. Muy temprano empieza como modelo publicitario y uno ya no sabe qué pensar de la grandeza al ver a Almudena de Arteaga posando también para una marca de champán o cómo el duque de Feria vive de vender su imagen; un ejemplo de ello fue su último viaje a Ginebra para promocionar relojes caros al lado de José María Manzanares.
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