Educación
María Acaso: «Hay que convertir el aula en una cafetería»
Profesión: profesora de Educación Artística en la Universidad Complutense.. Nació: en 1970, en Madrid.. Por qué está aquí: por su libro «Reduvolution» (Paidós).
– «Redevolution». Me imagino que su libro se refiere a la revolución en la educación. ¿Es posible esa revolución?
–No sólo es posible, es necesaria. La educación, hoy, está obsoleta.
–Y por eso muchos estudiantes no saben casi nada...
–Lo que les ofrece la escuela no les interesa. No por los contenidos, sino por cómo se los cuentan.
–Decía Camus que todas las revoluciones modernas han concluido en un reforzamiento del Estado...
–Yo propongo darle más autonomía al profesor y olvidarse de las normas. Una educación basada en el aprendizaje auténtico, no en la evaluación.
–Propone una educación «experiencial», motivadora, activa...
–Hay que transformar el simulacro de aprendizaje que hoy existe.
–Lo que hace falta es un profesor que sepa enseñar y un alumno que quiera aprender, ¿no?
–Eso es básico, y también lo es un profesor que quiera aprender y un alumno que quiera enseñar. Un flujo en las dos direcciones.
–Dice que la revolución de las aulas comienza en casa. ¿Cómo?
–Yo animo a mis hijas a meterse en los charcos. Es una experiencia de aprendizaje. No hay que decir no a todo.
–Es partidaria de anular los exámenes...
–Los eliminaría totalmente, porque sólo fomentan la educación bulímica: te atracas de información, la vomitas el día del examen y segundos después te has olvidado de todo. Lo veo todos los días en la Universidad.
–Tampoco es partidaria de la memorización...
–No, porque sólo lleva a la educación bulímica. Mejor que memorizar, hacer.
–Y me imagino que predica el no a los castigos y a los premios...
–Por supuesto. Hay que abolir premios y castigos y volver a la pasión por conocer y aprender. Y el profesor tiene que bajarse de la tarima.
–Y, ya puestos, habrá que cambiar el aula...
–Sí. Convertirla en una cafetería.
–¿Con barra libre?
–Barra libre de zumos, café y té.
–Le dirán que una revolución sin cubatas no es revolución ni es nada...
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