Barcelona
María Casal: «No termino los botes de cremas»
–En «El hotelito», de Antonio Gala, cada actriz es una comunidad. Usted es Madrid. No sé cómo le habrá sentado eso a su novio catalán...
–Bien. Nació en Barcelona, pero no es muy catalán.
–Las comunidades autónomas: ¿una familia mal avenida o...?
–Mal avenida, como tantas. Podríamos ser vecinos contentos en vez de inquilinos cabreados, que es lo más frecuente.
–¿Qué le diría a Artur Mas para que amara a Madrid?
–Si me conociera, me amaría. Conocerme es quererme.
–¿Y para que abandonara el independentismo?
–Nada. Eso está en su naturaleza. O es lo que muchos esperan de él.
–Salmerón, presidente de la I República, se largó diciendo: «Este país no tiene arreglo, que lo gobierne su padre».
–Gran frase, pero ¿quién es el padre? Yo diría lo mismo y además metería una palabrota en medio.
–Dice: «Me conozco bien, pero me entiendo poco». ¿Eso le pasa a España?
–España ni se conoce ni se entiende. Nos cuesta mucho ver las señales, nuestros defectos e incluso nuestras las virtudes.
–Es mujer de costumbres raras: se compra zapatos y no los usa para no estropearlos...
–Sí, y no termino los botes de cremas. Los empiezo y los dejo. Soy renuente a terminar las cosas.
–Parte de los beneficios de «El hotelito» van a la Casa del Actor. ¿Le gustaría terminar en ella?
–No me parecería mal. Estaría más entretenida que sola en casa o en una residencia.
–«El hotelito». ¿Qué comunidad se va sin pagar?
–Hay alguna que quiere pagar y no puede.
–¿Alguna se lleva las toallas?
–No, pero hay una que cría conejos en el dormitorio.
–¿España es un hotel, una mala posada, una casa de furcias o qué?
–O qué. España es algo muy difícil de entender y explicar.
–Hizo una película con Steven Spielberg, «Munich». ¿Le sirvió para algo?
–Para ver lo que es una gran producción. No me volvió a llamar.
–Claro, no le hizo paellas como la Obregón...
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