Mónica Esgueva: «El Dalai Lama ve la BBC todas las mañanas»

–«Los tres pilares de la felicidad». ¿Cuáles son?

–El inconsciente, la filosofía oriental y los descubrimientos de la neurociencia.

–Mezcla ciencia y espiritualidad en su libro. ¿Se puede, se debe hacer eso?

–El futuro vendrá de esa mezcla.

–«Los tres pilares de la felicidad». ¿Cuáles son?

–El inconsciente, la filosofía oriental y los descubrimientos de la neurociencia.

–Mezcla ciencia y espiritualidad en su libro. ¿Se puede, se debe hacer eso?

–El futuro vendrá de esa mezcla. Y del aumento de la conciencia: ir más allá del «yo y los míos».

–¿La corrupción que nos agobia es propia de cerebros desarrollados o...?

–De cerebros manipuladores, egocéntricos y vanidosos. Los corruptos son gente de conciencia baja.

–Es «coach» y motiva a trabajadores. ¿Qué les diría a las dos partes si mediara en el conflicto de Iberia?

–Menos conflicto y más empatía.

–Cada año se reúne en el Himalaya con el Dalai Lama. No me diga que hablan de política, crisis, sexo y fútbol...

–Dudo que el Lama haya visto un partido de fútbol. Ve la BBC todas las mañanas. Su manera de entender la política está en la línea de Gandhi.

–¿Y qué le diría de la crisis?

–Que es una oportunidad de crecer interiormente: nuestra salvación no está exclusivamente en lo material.

–¿Seremos más felices si logramos desarrollar nuestra mente o si acertamos la Primitiva?

–Está demostrado: un año después, el agraciado será tan feliz o infeliz como lo era antes de que le tocara la Primitiva.

–¿Por qué para encontrarse a uno mismo hay que ir al Himalaya y no a Móstoles?

–En mi caso, voy donde están mis maestros. Los retiros de meditación los hago en El Escorial.

–Dice Antonio Gala que la felicidad es un trastorno mental transitorio...

–No. Tiene que ver con la serenidad, la alegría y la gratitud.

–¿Qué ejercicio mental le aconsejaría a Urdangarín?

–Unos ejercicios espirituales de profunda reflexión. El pasado no lo puede cambiar, pero sí el futuro.

–«No se puede cambiar el pasado, pero sí contarlo al revés» (Noel Clarasó).