Música

Miami

«No soporto los abusos en Cuba»

Gloria Estefan presenta su nuevo trabajo discográfico

Gloria Estefan , ayer, durante la presentación de su nuevo disco
Gloria Estefan , ayer, durante la presentación de su nuevo discolarazon

Es 25 de octubre de 1975. Una mujer con su traje de novia entra en el hospital. Su padre está enfermo. No puede dejarle fuera de celebración. Aunque el día no esté para fiestas. Regresa a casa. De repente, estalla la alegría. Unos 200 amigos quisieron improvisar un banquete de bodas. Entonces la sonrisa volvió a su rostro. Comenzó a sonar «El día que me quieras» en la voz de Roberto Carlos. Y ellos bailaron. Gloria y Emilio Estefan «Fue una jornada inolvidable e inesperada porque llegamos a las cinco de la tarde y aquello no terminó hasta las tres de la madrugada», recordaba ayer la artista en un «flashback». Un pasado que ha hecho presente a través de «The Standars», el trabajo discográfico que ayer se puso a la venta en España y que reúne canciones compuestas entre los años 20 y los 50, que fueron de alguna manera la banda sonora de su niñez y juventud las voces de Billie Holiday, Tony Bennett y Ella Fitzgerald.

De partida, contó con una lista 1.000 canciones. A partir de ahí, a tachar . «Al me decidí por las más personales». Resultado impecable con un directo de gourmet aderezado con un dueto con Laura Pausini. Es ahí donde entra la balada de Gardel, que la propia Gloria ha traducido al inglés, consciente de los trasquilones que ha menudo se hace con el paso de uno a otro idioma en los temas musicales.

«Estaba muy preocupada por el estribillo y porque quería mantenerme muy fiel a las metáforas, no acababa de ver la manera de darle el sentido original. Después de darle la vuelta varias semanas, una noche, a las dos de la madrugada cuando estaba entrando en la ducha, Gardel me visitó y de repente me vino la letra. Corriendo, agarré un papel empapado y con un pintalabios lo escribí como pude y bajé corriendo a cantárselo a mi hija». Ahora respira tranquila, porque, de todas las canciones del álbum, es la que más ha impactado en el público anglosajón.

Con esa «intimidad» con el señor Gardel, a uno cabe preguntarle si también conversa con Celia Cruz. «Lo que ocurre con ella, es que no se me ha ido nunca del alma, la siento cerca y vive a través de su música. La extraño mucho porque en los días especiales siempre me llegaba una notita suya escrita a mano. Todo comenzó en 1976, cuando fui a una gira a Costa Rica. No nos conocíamos. De repente recibí una nota de Celia: "Hermana cubana, felicidades por el triunfo que están teniendo, estoy orgullosa de ustedes". Aquello se selló la primera vez que pudimos cantar juntas. Fue en Miami, de forma espontánea le dediqué una canción, se subió al escenario y la cantó conmigo». Su madrina murió con los tacones puestos en el escenario. ¿Seguirá su ejemplo? «Yo no sé si sería capaz. No tenía edad en el escenario, pero tampoco tenía hijos». Tampoco nieto, Gloria se estrenó hace unos meses.

Lo que no le ha frenado nunca, ha sido significarse políticamente. Menos aún, clamar por la libertad de Cuba. Con o sin música de fondo. «No temo porque es lo que siento en el corazón. Jamás voy a temer a nada ni a nadie, porque soy muy honesta con lo que pienso. Sólo estoy abogando por la libertad para un país que lleva 55 años con el mismo régimen. ¿Qué país lleva sometido al mismo sistema tanto tiempo? Es absurdo la situación que vive un país que era la cuarta economía de Latinoamérica cuando Castro tomó el poder. Me da lástima por los cubanos, porque vivo una vida muy libre y muy bella», detalla Estefan. «No soporto los abusos. Cuando estaba en la Universidad, me matriculé en "Literatura del Holocausto", que la impartía una superviviente de Auswitch. Todos los días salía llorando del curso y ahí algo que aprendí de aquellas lecciones y que he llevado conmigo toda la vida: el silencio es el enemigo más grande. Por eso, cuando veo abusos en mi tierra natal no puedo callar. Si veo a las damas de blanco abogando por sus seres queridos y son tratadas a golpe, sabiendo que yo tengo voz y poder de convocatoria, siento que es un crimen no hacer algo por ellas».

Con esta esperanza y todos los deseos de su viajó a hace unas semanas a Roma. Allí pudo compartir una de esas eucaristías matutinas en la capilla de Santa Marta con Francisco. Después de la misa, cuando el Papa vio a la artista, la identificó de inmediato con un "¡Gloria!". Emilio no dudó en llevar una bolsa cargada de rosarios para que los bendijera. «Francisco es lo mejor que le ha pasado a la Iglesia católica, así deben ser todos los Papas. Tiene un aura muy especial, es muy natural y tiene bien puestos los pies en la tierra», asegura Gloria que se quedó impactada con el «recen por mí» con el que se despidió de ellos. «Soy consciente del poder de la oración y, por supuesto, puede contar con la nuestra».