Raquel Meroño: «Me hago escraches a mí misma»

–En la obra es una exitosa broker echada a perder por la cocaína. ¿A usted qué le puede echar a perder?

–Los hombres y el tabaco. Llevaba seis años sin fumar, pero al tener que hacerlo en el escenario, he vuelto al vicio.

–Le salva de la droga su marido...

–Sí, pero caigo en sus redes, en la dependencia. Me manipula. Está visto que sueltas un vicio y coges otro. Eso le pasa a mi personaje.

–Una obra llena de gente insatisfecha. ¿Ve mucha insatisfacción por ahí?

–Sí. Se supone que hay que triunfar y luego el triunfo te fagocita. Eso pasa.

–¿A quién le haría un escrache?

–Yo me hago escraches a mí misma. Me flagelo mucho.

–Todos buscan un culpable...

–Siempre necesitamos echar la culpa a alguien, es más cómodo que echársela a uno mismo.

–Bueno, usted se flagela...

–Ya, pero la verdad es que no funciona echársela a los demás ni a uno mismo. Lo mejor es olvidarse de la culpabilidad.

–¿Es de las que perdonan un desliz, una infidelidad?

–Como soy muy fiel, nunca perdonaría una infidelidad. Lo siento, pero no.

–¿Ya sabe por qué a las chicas les gustan los chicos malos?

–Por morbo. El malo crea inseguridad y eso le hace más interesante.

–Dice Charlize Theron que le resulta más difícil desnudarse sentimentalmente frente a un actor que hacer una escena de cama...

–Yo sólo he tenido revolcones, nunca una escena dura. A mí me resulta más fácil desnudarme emocionalmente, soy muy abierta, quizá demasiado.

–«Ves la corrupción y se te quitan las ganas de trabajar», asegura Ana Obregón.

–La corrupción desmoraliza a cualquiera. Nos hace sentirnos peleles.

–¿Le gustaría hacer de alcaldesa imputada o de Angela Merkel?

–De Angela Merkel, pero tendría que engordar y sacar el látigo.

–¿Con qué poca cosa es feliz?

–Con mi casa, dinero para viajar, para educar a mis hijas, un coche...

–No sé si le quedará algo para tabaco...